Ricardo Valcárcel
Escribe: Ricardo Valcárcel, analista económico.
China está empeñada en convertirse en el líder mundial. Obviamente, EE.UU., el actual país hegemónico, está haciendo todo lo posible para impedirlo o, al menos, retrasar tal cambio de mando que parece inevitable.
Un pilar del desarrollo de China es la innovación, basada principalmente en la educación y en la investigación, para aumentar su competitividad económica.
En cuanto a la educación, tomemos la referencia de la Universidad de Leiden, la cual mide diferentes factores para clasificar cuáles son las mejores universidades del mundo. En el campo de todas las ciencias y su impacto científico, de las 15 más destacadas, 13 son de China; solo la Universidad de Harvard y la de Toronto están incluidas.
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En la categoría de ciencias de la salud y biomédicas, China tiene 8 de las 10 mejores universidades del mundo. En las ciencias de la vida y de la tierra, cuenta con 7 de las 10 principales universidades. Algo notable es que, en el área de las matemáticas y cibernética, China posee las 25 principales universidades del planeta. ¡Asombroso!
En la clasificación de la ingeniería y ciencias físicas, China cuenta con 24 de las 25 universidades más destacadas del mundo; solo la Universidad de Tokio ocupa un lugar. En la categoría de las ciencias sociales y humanidades, China no tiene ninguna universidad sobresaliente, ya que todas las 25 primeras son de los países occidentales desarrollados.
Esta superioridad manifiesta de China en la educación se traduce, a través de la investigación y el desarrollo, en toda la producción de bienes y servicios, con mejor calidad y menor costo. Un grupo de expertos del Instituto de Política Estratégica de Australia, en un reciente estudio, concluyó que China lidera en 37 de 44 tecnologías críticas a nivel global.
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Tomemos como ejemplo la inteligencia artificial generativa (IAG), aquella que inventa algo nuevo al proporcionarle algunos datos de entrada, combinándolos con información adicional fruto del “entrenamiento” masivo. Así, puede crear con facilidad una imagen a partir de un texto.
En la lista de poseedores de patentes de propiedad intelectual de la IAG, entre las primeras diez entidades con mayor cantidad, están cuatro de China: Tencent, Baidu, Ping An Insurance y la Chinese Academy of Sciences. Actualmente, China produce más patentes de IAG que todos los países del mundo tomados en conjunto. Sin embargo, los modelos más sofisticados y avanzados de IAG siguen siendo de corporaciones de EE.UU.
China podría haber avanzado mucho más en IAG, pero EE.UU. le ha impedido contar con todo el poder de cómputo, con una serie de regulaciones y prohibiciones, que le impiden acceder a los chips más modernos.
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La estadounidense Nvidia es el coloso mundial en la producción de chips de IA. EE.UU. le ha prohibido vender a China los chips más potentes bajo pena de sanciones. Sin embargo, China ha reaccionado rápidamente. Hasta hace un año, se estimaba que China lograría alcanzar la potencia de los chips H2O de Nvidia en 10 años. Pues bien, hace pocos meses, Huawei lanzó chips superiores en 20% de potencia a los H2O. Claro, Nvidia ya está lanzando al mercado chips aún más potentes, toda una batalla en este campo.
Otro terreno en que se compite es el servicio de internet de cobertura mundial, vía un conjunto interconectado de satélites. Primero fue la estadounidense SpaceX, de Elon Musk, quien creó Starlink en 2019. En la actualidad, tiene en órbita 6,700 satélites y espera completar 12,000 en su proyecto. China acaba de iniciar una propuesta propia similar, llamada “Thousand Sails”, que llegaría a tener 15,000 satélites.
Otro espacio de combate está en los vehículos. Por muchas décadas, los carros que los chinos compraban eran de marcas extranjeras, como Buick, Volkswagen, BMW o Toyota, porque eran de calidad superior a los fabricados localmente.
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Eso ha terminado bruscamente. Ford, General Motors y otros fabricantes alemanes, coreanos, franceses y japoneses han sentido la sacudida al perder su rentable mercado.
Ahora, el 62% de los carros comprados por consumidores chinos son fabricados domésticamente. Y más de la mitad son eléctricos o híbridos. Es fácil de comprenderlo cuando los vehículos BYD cuestan un 30% menos y son de mayor calidad, gracias a una integración vertical, gran productividad y algunos subsidios gubernamentales.
También el combate se da en el ámbito financiero. Actualmente, la banca internacional ejecuta mayoritariamente sus transacciones usando el sistema Swift, una sociedad cooperativa de 11,000 bancos, supervisada por varios países europeos, EE.UU. y Japón.
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Varios otros países consideran un peligro estar supeditados al sistema Swift para su comercio, inversiones, remesas y cualquier otra transacción financiera. Es así que los países que conforman el BRICS están estructurando otro sistema, ajeno al Swift, que no usará el dólar estadounidense para sus transacciones. China y Rusia lideran este proyecto.
Quedan pocas dudas de que China, en el largo plazo, será el país hegemónico destronando a EE.UU. En ese tránsito, ya estamos viendo, incluso en el Perú, las estrategias geopolíticas que siguen ambos combatientes para aliarse con muchos países.
Es necesario, para los intereses del Perú, estar atentos para aprovechar las oportunidades y afrontar los contratiempos que se van a presentar en esa lucha, pues de otro modo terminaremos pagando con la tuya y con la mía, sometidos a una de las partes
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