Profesora Univ. del Pacífico
Poco antes del cierre del año 2021, Cancillería informó que el presidente Castillo había reiterado al director general de la OCDE que el Perú mantenía el interés de ser invitado a ser parte de esa organización. Labor loable de la Cancillería el seguir con dicho esfuerzo, pero insuficiente, porque esa labor significa no solo hacer presencia diplomática, sino un compromiso completo de todo el Gobierno de adhesión a los principios que comparten las economías que forman parte de la OCDE: derechos humanos, democracia y Estado de derecho, y adherencia a principios de una economía de mercado abierta y transparente.
Es de suma importancia participar activamente en los múltiples comités, con funcionarios que tengan un mandato claro al respecto y no estén siendo cambiados continuamente. Será provechoso conocer cuáles son las reformas sociales y económicas que permitan vislumbrar a los países miembros el real compromiso de Perú frente a la OCDE. Por lo mismo, el presidente debería de una vez por todas, dejar claro que no insistirá en la Constituyente por ir en contra de nuestra Constitución. Por otro lado, la PCM y el MEF no pueden asumir un rol pasivo, por el contrario, al conformar de alguna manera los dos ministerios el centro de Gobierno y estando dentro de las obligaciones del primero cumplir el rol de coordinador del conjunto de ministerios, debería dirigir la política pública encaminada al logro del propósito aquí planteado, dándole el seguimiento al cumplimiento y solicitando rendición de cuentas a las propias cabezas de cada sector.
Cada ministerio deberá tener adicionalmente una persona de alto nivel de enlace que dirija y rinda cuenta sobre sus compromisos respectivos. No se tiene que inventar la pólvora, los gobiernos anteriores, de los cuales se tiene tanto desdén, trabajaron en ese sentido, con mayor o menor liderazgo, para la consecución de este propósito, sin discontinuar lo que hicieron sus antecesores. No basta entonces un par de cartas de interés, se requiere la continuidad y coherencia de las políticas públicas.
Por ejemplo, en educación, uno de los temas de mayor interés y colaboración con la OCDE, no se pueden dañar las políticas que buscan mejorar la calidad educativa, como son la meritocracia o una correcta supervisión a los proveedores de esta, en el caso de educación superior. Asimismo, resulta inverosímil observar lo que, recientemente, el Consejo Fiscal ha señalado sobre el accionar del MEF, al emitir decretos de urgencia para ampliar el gasto sin pasar por el debido debate congresal y no preservar su ganado prestigio de adecuado manejo fiscal.
Se necesita un refuerzo institucional importante y requerirá de reformas profundas de segunda generación para proveer mayor calidad de los servicios públicos y la gestión del Estado. Por ejemplo, los esfuerzos descentralizadores no deben ser solo ejercicios de distribución de los fondos del erario público, sino una mejora real en la gestión regional y local, donde la inversión pública cumpla con objetivos razonables de desarrollo en el territorio y forme parte de la red nacional de bienes públicos, además, con monitoreo y rendición de cuentas. Justamente las Agencias de Desarrollo Regional pueden cumplir con ello, al focalizarse en la competitividad y desarrollo productivo. Unirse al espacio económico de la OCDE le permitiría al Perú contar con la cooperación en estas materias, para alcanzar las buenas prácticas de los países miembros y así avanzar en una ruta de desarrollo más profundo, y el solo hecho de alinearnos con la OCDE será de mucha utilidad durante el proceso de adhesión.