Escribe: Ljubica Vodanovic, socia de Vodanovic
A diario, millones de consumidores entregamos, en transacciones cotidianas, parte importante de nuestra información personal, como el domicilio, número de celular, número de tarjeta de crédito y/o débito, etcétera, esperando que la misma sirva exclusivamente para los fines comerciales solicitados y sea debidamente resguardada ante usos indebidos o fraudulentos. Este riesgo que enfrentamos día a día es particularmente relevante al consumir servicios financieros, gran parte de los cuales se concreta a través de transacciones digitales. Es gracias a la digitalización y al entorno “open”, que se produce diariamente una gran cantidad de transacciones y de intercambio de nuestra información personal. En este contexto de exposición y de riesgo, la regulación es necesaria.
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Luego de casi una década, el 30 de noviembre último, se aprobó el Reglamento de la Ley de Protección de Datos Personales (DS 016-2024-JUS) con el objetivo de reforzar el régimen regulatorio que cuida nuestros datos. Esta norma trae novedades importantes: a) la figura del oficial de datos personales, b) el derecho a la portabilidad (podremos transferir nuestra información de una a varias entidades) c) la obligación de reportar en 48 horas incidentes de seguridad que involucren nuestros datos, d) la garantía de un flujo seguro de los datos al exterior; entre otras.
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Dado que a las entidades del sistema financiero ya se les viene aplicando una regulación estricta para la gestión integral de sus riesgos (incluye la ciberseguridad de la información y la seguridad de los activos de información, como los datos personales), ahora enfrentan el reto de prepararse para integrar a dicho sistema, de forma eficiente y efectiva, las nuevas exigencias del reglamento. Para este fin, será necesario que fortalezcan sus capacidades de cumplimiento normativo y ahí, un componente clave, serán las herramientas tecnológicas. Un reto igual de relevante es la que enfrentan las autoridades de supervisión involucradas. Es imprescindible que la SBS, el BCR y la Autoridad Nacional de Datos Personales (ANDP) coordinen esfuerzos, con protocolos y directivas claras, para explicitar cómo ejercerá cada una la supervisión que le corresponda, a fin de evitar duplicidades o conflictos de competencia.
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En vista de que el nuevo Reglamento es aplicable a todas las organizaciones que gestionan datos personales, sus disposiciones también comprenden a las fintech, bigtech, empresas tecnológicas y otras corporaciones, lo cual es una buena oportunidad para que, en el proceso de implementación de la norma, fortalezcan sus capacidades a través de las mejores prácticas y estándares. Ello, a su vez, generará mayores opciones de colaboración y desarrollo de negocios con otras empresas.
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Es una gran oportunidad para que los actores principales del ecosistema de servicios financieros digitales –empresas, consumidores y autoridades– estemos todos alineados en la importancia de cuidar uno de los activos más valiosos de los negocios en la actualidad: los datos personales.
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