Socia de Vodanovic
Recientemente, el Congreso de la República aprobó la Ley 31900 que dispone que, desde el próximo año 2024, se incorporarán cuatro nuevas materias en el currículo escolar: Educación financiera y tributaria, Economía, Contabilidad y Derechos del consumidor. Este es un paso muy positivo (no se hizo en los últimos 25 años) y que puede darle una mayor fortaleza a nuestro modelo de economía de mercado porque a través de estos cursos los niños y jóvenes van a poder prepararse para entender cómo manejar el dinero, cuidarlo, cómo presupuestar, cómo reclamar y protegerse. Todo ello los empoderará y volverá económicamente independientes, incluyéndolos financieramente y volviéndolos una pieza fundamental para un crecimiento más sano del mercado.
En cuanto a la educación financiera, ésta debe entenderse de manera integral y enfocarse en el mundo digital que hoy está en pleno crecimiento. Está educación ya no puede ser entendida, como antes, sólo en enseñar a ahorrar. La estrategia debe considerar impartir conocimientos básicos (presupuestos, gestión empresarial, contabilidad, finanzas, etc.) con un lenguaje uniforme de tal manera que podamos hablar todos un mismo idioma financiero. Hoy no es así. Probemos por ejemplo preguntando en nuestro entorno si sabe qué es fintech o una billetera electrónica y encontraremos tantas respuestas como personas preguntemos. Otro aspecto importante es que esta estrategia debería enfocarse en el uso de herramientas digitales que permitan a los especialistas en finanzas capacitar profesores de manera ágil y masiva y así lograr un efecto multiplicador.
El desafío es enorme pues tenemos un gran déficit de conocimientos financieros. Y ello no sólo en los escolares sino en toda la población. El usuario financiero digital promedio no sabe cómo proteger su información personal, cómo distinguir un servicio ilegal de uno legal, cómo identificar si un aplicativo, correo electrónico o mensaje de texto, podría ser fraudulento. La educación financiera entonces tiene un valor fundamental para que los ciudadanos podamos entender los nuevos servicios financieros de hoy y protegernos adecuadamente.
Ciertamente, para afrontar este gran desafío necesitamos el esfuerzo de todos. Y la colaboración público- privada y privada-privada será fundamental. De hecho V-Learning, una plataforma educativa que lanzamos hace poco, ha nacido para colaborar con este propósito de educar financieramente a los diferentes segmentos de la población, de manera digital. Ojalá mañana tengamos a más empresas, junto al Ministerio de Educación, colaborando y logrando escalar esta educación.
En el mundo de hoy, las empresas no debemos concentrarnos sólo en tener productos comerciales sino también en alinearlos a un propósito: Empresas que contribuyan a una mejor sociedad. Esto redundará no sólo en nuestra reputación sino que incrementará sustancialmente el valor de todos.