La inteligencia artificial (IA) avanza rápidamente y, por ratos, parece que también arrasa. Esta tecnología disruptiva, con sus pros y contras, ha impactado distintos ámbitos, entre ellos el arte. La aparición de herramientas que generan imágenes o video a partir de texto, plantea dilemas que abarcan desde el uso de obras de terceros –muchas veces sin permiso de los autores– para entrenar a la IA hasta, en el caso más extremo, amenazas a la producción artística en sí.
Hace pocas semanas, en una entrevista con el WSJ, Mira Murati, CTO de OpenAI, empresa detrás de ChatGPT, Dall-e y Sora, asombró con los avances que ha conseguido este último producto en la generación de videos. Pero también inquietó con su silencio ante ciertas preguntas incómodas relacionadas con la información usada para producirlos, entre otros temas. La IA está en todos lados y cada vez genera más preguntas. Consultamos con cuatro artistas para conocer sus opiniones sobre esta tecnología.
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Sandra Val, artista visual
“El comportamiento de la IA se puede modular”
Debemos comprender que toda obra o idea creativa siempre viene precedida de una trayectoria histórico-cultural y de vivencias previas. La IA es una herramienta que, aunque funciona de modo similar, recopilando información a través de bases de datos, bancos de imágenes y el uso de algoritmos que pongamos a su disposición, supone un nuevo paradigma coevolutivo. El comportamiento de la IA se puede modular integrando principios éticos en su diseño por parte de los humanos. Como en cualquier otro campo, el resultado que obtengamos de una herramienta tan útil como controvertida dependerá de un marco regulador consensuado sobre el cuidado, las autorías de creadores y el uso de esta, a fin de minimizar el impacto sobre sus desafíos.
José Luis Carranza, pintor
“No me seduce una imagen creada por un ente sintético”
Creo en el valor del tiempo, el tiempo que hace que todo lo orgánico se deteriore y muera. No me seduce una imagen creada por un ente sintético sin ese don, el don de la muerte. Un objeto creado en tales condiciones no estaría dentro de mis apetencias. Las imágenes creadas por IA tienen ese anonimato de ejecución que las convierte en algo ordinario. Sin duda es una herramienta valiosa si es esgrimida por una mente ingeniosa, pero también puede ser una herramienta errónea que hace creer a seres humanos poco dotados e incompetentes que son capaces de conjurar legítimas obras de arte.
Como coleccionista de imágenes, prefiero apostar por el tiempo invertido por un ser orgánico en un objeto producido manualmente, con errores y aciertos. Creo que ése sería un objeto altamente codiciable. Codicio el tiempo invertido ahí, codicio su deterioro e inversión de células cerebrales en su ejecución, codicio la sombra de lo finito que baña cada obra de arte.
El arte es belleza, horror, verdad, mentira, aciertos y errores, perfección e imperfección, deterioro y eternidad, libertad y opresión, expresión de poder, bondad y maldad, utilidad e inutilidad... sirve para todo y no sirve para nada, es como un Jano bifronte con una severa bipolaridad esquizofrénica, como lo es la especie humana. La IA no llega a esos resultados, en tanto sea usada como un ente creador autónomo, dentro de esto no refleja ese rico universo del error aberrante que es la condición humana.
Puede que mi opinión sea la de un hombre con mentalidad estrecha y anticuada, pero en realidad prefiero quedarme con aquello que significó la perdición de un ser vivo que ya no está o pronto desaparecerá a quedarme con la pulcra creación de un ente eterno que se asemeja al concepto de perfección que podríamos tener de Dios.
Vanessa Karin, artista plástica y animadora 2D
“Temo que sea un riesgo para los diseñadores e ilustradores "
No creo que la inteligencia artificial signifique un riesgo hacia mi profesión como artista visual. Si bien se podría colocar todas mis obras dentro de una plataforma, lo único que se obtendría sería una seudo copia similar a mi estilo. Crear una obra no solo implica componer imágenes ya existentes. El impulso creativo nace a partir de las experiencias, memorias, opiniones políticas, creencias religiosas, orientación sexual, sueños, aspiraciones, etc. Todo esto sumado a la intención que quiera dar el artista: si la obra es de protesta, política, o qué es lo que quiere obtener del público.
Cuando se creó la fotografía surgió el temor de que la pintura se vuelva obsoleta. Eso no ocurrió. Al contrario, los pintores ahora utilizan la fotografía como un recurso para la pintura. Estoy segura de que eso es lo que va a ocurrir o ya está ocurriendo con la inteligencia artificial: habrá artistas que la utilicen como recurso para alimentar sus propias ideas.
Lo que sí temo es que la inteligencia artificial sea un riesgo para quienes se dedican al diseño gráfico y/o ilustración. Ya están apareciendo casos en donde se está utilizando la inteligencia artificial para crear imágenes en lugar de contratar diseñadores.
Sí me parece poco ética que plataformas como Dall-e o Sora utilicen imágenes de terceros para entrenarse sin compensar económicamente a los artistas. Debe de haber un acuerdo justo entre artistas y programadores.
Rafael Lanfranco, artista plástico
“Podría afectar los derechos de propiedad intelectual”
Lo interesante de la IA para los artistas es la construcción rápida de referencias sobre las que se puede construir un proyecto. Por ejemplo, si quiero imaginarme un robot hecho de chatarra en la cima de Huayna Picchu, para convertirlo un lienzo o escultura, Midjourney o Dall-e podrían botar rápidamente una decena de ejemplos de los que puedes desarrollar ideas e imprimir tu propia sensibilidad y visión. El trabajo se acelera, las ideas se hacen más ricas e interesantes, incluso sorprendentes. Por otro lado, el riesgo está en la violación de derechos de propiedad intelectual que estos enorme data sets hacen del trabajo de artistas sin su consentimiento. El IA se entrena con billones de imágenes extraídas del internet que, en una gran cantidad de casos, pertenecen artistas que no reciben ingreso por ello, o que no han autorizado ni quieren ceder sus imágenes. Este afectaría su valor, pues ¿por qué pagar por un trabajo con un estilo de años en desarrollo, cuando ahora basta escribir un prompt? El artista debería recibir regalías si sus imágenes son usadas por un data set, o tener la opción decidir si sus imágenes se usan en un data set. Cómo se implementa ello es un problema que se dilucidarás en los siguientes años. Esto ya ha pasado con la música, y con el streaming de películas ¿Porqué no con las artes visuales?
Editor de Opinión del diario Gestión. Cuenta con más de 10 años de experiencia en el rubro. Estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
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