Director del MBA de ESAN
El alza de las tasas de interés o los anuncios de recesión preocupan y siguen generando incertidumbre en las empresas. Sin embargo, resulta necesario mirar los ciclos históricos globales antes que la coyuntura actual -que es estacional- para darnos cuenta de que más temprano que tarde la economía progresará y debemos estar preparados para ese crecimiento.
Un ejemplo del panorama que vendrá próximamente es el ciclo alcista del precio de los metales, al punto de que el cobre se encuentra en su máximo histórico, a pesar de las pequeñas variaciones que se presentan cada cierto tiempo. La importancia de este metal radica en que sirve para impulsar aquellas industrias de efecto multiplicador (como la construcción, sector automotor, electrificación, por mencionar algunos) y los sectores correlacionados (empresas B2B). Consideramos que estos factores y otros propios de los ciclos económicos nos llevarán hacia una época de estabilidad como la que vivimos antes de la pandemia.
Pero la gran pregunta es si las empresas están preparadas para aprovechar un ciclo alcista una vez que este ocurra en todos los sectores. Y aquí el talento será crucial: un gerente general, por ejemplo, hace poco o nada sin un buen equipo (incluso si la crisis se alarga, la puede afrontar mejor con la mejor tripulación). Por ello, alarmarse en el presente por una caída en las ventas y atacar el problema cortando personal -que, por cierto, suele ser el costo fijo más alto- puede hipotecar el futuro de estas empresas.
En la otra orilla, en caso de presentarse una fuga de talento, yo preguntaría a sus líderes sobre qué estrategias están implementando para retener a sus mejores colaboradores y si tienen un plan de sucesión que incentive el trabajo, a través de la posibilidad de hacer líneas de carrera al interior de la organización.
Otra reflexión que debemos hacernos como empresarios es qué estamos haciendo para enfrentar las deficiencias educativas que hay en el país, y que influyen directamente en que sean pocos los profesionales con las capacidades que requieren los mercados. Y frente a ello, se necesita de la capacitación constante del personal.
Por eso, como reflexión final, quisiera mencionar que una empresa que pierda sus capacidades distintivas en el mercado producto de no contar con el personal más preparado, no estará en la capacidad de competir y crecer en un ciclo de recuperación económica. Por el contrario, si una organización busca mejorar, debe hacerlo junto con su talento.