Gerente Central de Innovación y Transformación Digital de Pacasmayo
En el reciente Índice Global de Innovación 2021, Perú se ubicó en el puesto 70 entre las 132 economías evaluadas y en el puesto 7 entre las 18 economías de Latinoamérica y el Caribe. Si bien el resultado podría no sonar desalentador, es preciso poner en práctica más acciones para situarnos – por qué no– entre los 50 países más innovadores.
Para que un proyecto de innovación en una compañía se abra paso, es necesario considerar ciertos aspectos como la deseabilidad de cara al usuario; la factibilidad relacionada al uso de la tecnología; la viabilidad en lo que respecta al negocio. Y dos puntos fundamentales que deben tomarse en cuenta desde el inicio de cualquier proceso de innovación: la sostenibilidad y la diversidad.
Tener un enfoque sostenible, permitirá anticiparnos y diseñar soluciones que tengan impacto positivo ya sea ambiental, social o económico, mientras que la diversidad en el equipo les trae a las iniciativas trabajadas distintos enfoques para llegar a mejores soluciones.
Desde el punto de vista de género, como un aspecto de la diversidad, el rol de la mujer es una parte importante de un proceso innovador por ser una gestora sostenible en sí misma, lo cual evidencia cuán necesario es que dentro de una compañía se promueva la fuerza laboral diversa y el equilibrio entre hombres y mujeres, a fin de generar un proceso de toma de decisiones equitativo y con enriquecedoras perspectivas.
Sabemos que aún el porcentaje de mujeres trabajando en el sector construcción es reducido, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística (INEI), la presencia de mujeres en este sector representa el 8.2%. Sin embargo, contrario a este panorama, un dato importante que debo mencionar es que hay muchas mujeres que lideran su propio proyecto constructivo gracias a su capacidad de decidir, liderar y planificar. Esto evidencia un gran paso en el impulso del talento innovador.
Por otro lado, en la industria, la innovación juega un rol habilitador y acelerador que aporta a la sostenibilidad. Ejemplos hay muchos: desde la creación de cementos más verdes, productos que consideran la reducción de la emisión de CO2, acciones relacionadas a la gestión de residuos, hasta servicios digitales que impactan directamente en el desarrollo de los actores de la industria constructiva.
La innovación no debería ser entendida solo como la metodología para la mejora de procesos y el desarrollo de nuevos productos disruptivos ya sean físicos o digitales, sino que debería ser un mindset transversal en las distintas áreas con la capacidad y la empatía necesaria para pensar en el desarrollo del país. Sin dejar de lado el rol decisivo de la inversión en ciencia, tecnología e innovación para generar retorno en productividad, desarrollo económico y prosperidad.