Cofundador y presidente de Kunan
Se viene hablando constantemente acerca del crecimiento y contribución de los emprendimientos sociales en el mundo, pero todavía es difícil encontrar data fiable sobre su alcance e impacto. Una reciente investigación publicada en el Reino Unido (“More in common. The global state of social enterprise”) recogió información de 27 países y estimó que existen alrededor de 11 millones de emprendimientos sociales que generan millones de empleos y soluciones para mejorar la calidad de vida de grupos en situación de vulnerabilidad.
Algunas columnas atrás hemos hablado acerca de la relevancia de este perfil de organizaciones en nuestro país. Ante ello, ¿Cuál es el futuro de estas organizaciones? ¿Cómo podemos acelerar su crecimiento? A continuación, comparto cuatro ideas acerca de lo que veremos en este campo en los próximos años.
En primer lugar, veremos una mayor regulación para promover la participación de emprendimientos sociales en el mercado y para su integración en las cadenas de valor de grandes empresas.
Actualmente, es difícil para estas organizaciones competir a partir de costos, pues ello tendría un impacto en la misión social o ambiental que persiguen. Incentivos tributarios para su contratación y la creciente importancia de criterios sociales y ambientales en los procesos de compra, sin duda, ayudarán en este frente.
Un segundo punto que será muy importante es el continuo desarrollo de capacidades empresariales que permita que los emprendimientos sociales sean sostenibles económicamente a través de un modelo de negocio rentable y con impacto. El conocimiento sobre diseño centrado en las personas y el manejo de data en tiempo real son necesidades puntuales que requerirán formación o la atracción de talento, y serán una oportunidad para la captación de fondos de inversores.
En tercer lugar, destaco la articulación del ecosistema social, una de las prioridades de Kunan, plataforma de impulso al emprendimiento social en el país. Para emprendedores con redes existentes es más fácil acceder a oportunidades comerciales, de financiamiento o simplemente de visibilidad. Sin embargo, esta situación es distinta para emprendedores que provienen de zonas rurales o remotas o que pertenecen a grupos racializados. Para que el emprendimiento social sea más inclusivo es importante que las oportunidades y redes de soporte estén al alcance de todos, no de unos pocos.
Finalmente, el concepto de emprendimiento social seguirá evolucionando y eventualmente no necesitará el apellido ‘social’. Esto está directamente vinculado a que dejaremos de ver a la sostenibilidad y la inclusión como opcionales y pasarán a ser necesarios para la operación y el crecimiento de negocios, sin importar su tamaño o sector.
Este futuro para el emprendimiento social en el Perú puede tomarnos más o menos tiempo, dependiendo de qué tan conectados estemos y qué tanto logremos promover el trabajo colaborativo entre organizaciones públicas y privadas. Para hacer frente a las brechas sociales y a la crisis climática que afecta al mundo, necesitamos trabajar juntos y entender que los negocios con impacto ya no son opcionales; deben ser la norma.
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