"Ningún país puede ser sostenible con una informalidad del 76% y así lo menciona la OCDE".
"Ningún país puede ser sostenible con una informalidad del 76% y así lo menciona la OCDE".

Escribe: , Exministra de Trabajo y Promoción del Empleo.

Uno de los temas que deberían estar en la agenda permanente del , la academia, los gremios y el , es cómo reducir la laboral. Debería ser nuestra “obsesión nacional” y hasta un desafío generacional. Si bien la fue, en algún momento, un gran “colchón social” frente a las medidas de ajuste de los 90, poco a poco se ha convertido en una forma de vida, en parte de nuestra cultura y hoy, lamentablemente, ha devenido muchas veces en actividades ilegales que, trasladadas a la política, explican en gran parte la debilidad de nuestras instituciones y la polarización nacional. Ningún país puede ser sostenible con una informalidad del 76% y así lo menciona la en su reciente informe, calificándolo como uno de los principales problemas estructurales a solucionar. ¿Si estamos postulando a la no deberíamos preocuparnos por priorizarla y buscar alternativas?

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Participé en un interesante conversatorio –convocado por IPAE y la Universidad Continental– junto a Elmer Cuba y Fernando Cuadros, para analizar la propuesta de Elmer denominada “el combo formalizador”. (¡Qué importante que haya una propuesta!). El autor plantea atacar el problema con medidas laborales y tributarias (“combo formalizador”), haciendo que los beneficios laborales sean uniformes y progresivos, atados a la productividad y al salario. En lo laboral, plantea un régimen único homogeneizado, con aportes progresivos en salud y pensiones, según nivel de salarios. Así, un trabajador de una empresa grande, mediana o mype, tendrá derechos laborales iguales (30 días de vacaciones, un sueldo de CTS anual, dos gratificaciones anuales y utilidades) pero sus aportes de 9% a Essalud y 13% de pensiones se eliminan si el trabajador gana menos de 7 UIT al año (S/. 36,050). Estos trabajadores irán al SIS y recibirán subsidios parciales para sus pensiones. De esta manera, se liberaría a miles de empresas de estos costos que, según Cuba, son la principal causa de la informalidad en este segmento. En la parte tributaria, plantea eliminar los regímenes especiales (RUS, RER, mype) hoy basados en las ventas para pasar a todos al régimen general único, pero con un enfoque de progresividad, según el nivel de rentas.

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En general, estoy de acuerdo con la propuesta de régimen único y progresivo y tengo los siguientes aportes. Primero, la propuesta sólo aplicaría para empresas nuevas, creadas a partir de su vigencia. ¿si es así cómo formalizamos al gran bolsón de informalidad actual? Debería incluirse el pasado y ver alternativas de pago de los derechos no reconocidos. Quizá podría pensarse en plazos largos y fraccionados, similar al Programa Reactiva o al modelo de los años 90 cuando se modificó la CTS. Segundo, el problema de la informalidad es transversal y no se limita únicamente a trabajadores dependientes y mucho menos sólo a sobrecostos de la planilla. Se concentra en los independientes, en los autónomos y en las mypes de subsistencia, donde se necesita otro tipo de políticas, más ligadas a la diversificación productiva, de impulso y promoción de sectores económicos intensivos en generar empleo, o a políticas educativas, de apoyo al financiamiento de emprendimientos, políticas de innovación, digitalización, simplificación de trámites y otros.

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Tercero, considero que en cualquier propuesta de formalización debe atenderse el aspecto cultural. Ya por el tiempo transcurrido y casi como un mal endémico, la informalidad ha penetrado en el ADN nacional, es parte de nuestra cultura. Muchos peruanos consideran que formalizarse es “tirar la plata al agua”, es darle recursos a un Estado que consideran inservible o paquidérmico y que no le brinda servicios mínimos ni de calidad. Por ello, es imperativo que simultáneamente haya una mejora de los servicios que el ciudadano requiere. Es cierto que esto toma tiempo, pero estas acciones no pueden postergarse más, porque agudizan el desaliento y la inviabilidad de la formalización a largo plazo.

Necesitamos que la formalidad esté siempre en la agenda nacional. Requerimos más propuestas –como la de Elmer Cuba– que sean complementadas y mejoradas. Si al “combo formalizador”, le sumamos un enfoque transversal e integral que simultáneamente ataque frentes adicionales en políticas de desarrollo productivo, educación de calidad, cambios culturales, innovación, financiamiento, digitalización, simplificación y otros, podríamos a empezar a “ver la luz” en un problema que nos desborda. Actuemos pronto.

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