Hace buen tiempo que las gigantes petroleras británicas BP y Shell destinan dinero a la construcción de parques eólicos y solares. Sus rivales en otros países han seguido perforando pozos, actitud que ha sido recompensada por los inversionistas. La estadounidense ExxonMobil, que se ha mantenido fiel al oro negro, está valorizada en US$ 510,000 millones, 50% más que el valor total de la citada dupla británica. El precio de su acción ha subido 50% los últimos cinco años, frente a 13% y 10% de las acciones de BP y Shell, respectivamente.
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Eso no significa que la petrolera estadounidense no esté interesada en energías renovables, pero en lugar de participar en generación, está haciendo una apuesta indirecta en la transición energética. El 25 de junio, suscribió un acuerdo preliminar para suministrar litio a SK On, firma industrial surcoreana cuyas baterías de ion de litio accionarán vehículos eléctricos (VE) Ford y Hyundai. En noviembre, anunció que estaba perforando su primer pozo de litio, en Arkansas.
Dan Holton, vicepresidente sénior del área de Soluciones Bajas en Carbono de ExxonMobil, sostiene que una parte “significativa” de los US$ 20,000 millones en inversiones en dicho rubro para el periodo 2022-2027, se dirigirá al mineral blanco. La compañía espera que para el 2030 producirá litio suficiente para un millón de VE anuales. Su CEO, Darren Woods, considera que se trata de una oportunidad de “altos retornos”.
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Los CEO de otras petroleras coinciden con el de ExxonMobil. En junio, Occidental Petroleum estableció un joint venture de litio con BHE Renewables, subsidiaria de Berkshire Hathaway, un conglomerado valorizado en US$ 900,000 millones. En mayo, la petrolera estatal noruega Equinor presentó una asociación con la minera estadounidense Standard Lithium. Hasta los colosos petroleros del mundo: Aramco (Arabia Saudita) y ADNOC (Emiratos Árabes Unidos), se están interesando.
El entusiasmo por el litio de esas grandes petroleras tiene sentido, pues su demanda tiene la probabilidad de incrementarse a medida que las máquinas del planeta se vuelvan eléctricas. En contraste con operar un negocio desconocido para ellas como la generación de energías eólica y solar, las petroleras ya poseen experiencia que es útil para la minería de litio. Es que la extracción del mineral blanco involucra el bombeo de salmuera, que suele encontrarse bajo tierra.
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Esto requiere un cuidadoso mapeo de yacimientos y perforación de precisión —aptitudes que los petroleros han perfeccionado durante décadas de extracción de crudo del subsuelo, en el que la salmuera resulta ser un común producto residual—. Incluso los permisos necesarios para bombear salmuera son más similares a los requeridos para petróleo y gas que el todavía tedio papeleo asociado a la explotación de filones de mineral. Asimismo, la refinación del litio extraído es similar a la que las petroleras realizan en sus negocios petroquímicos.
ExxonMobil, Occidental y Equinor abrigan la esperanza de obtener jugosos retornos de sus operaciones de litio gracias al uso de tecnologías inteligentes para separar iones de litio directamente de la salmuera con membranas físicas o solventes químicos. Esos métodos requieren menos terreno, agua y tiempo que el actual, que consiste en obtener salmuera de vastos estanques de evaporación. También son menos contaminantes.
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El banco de inversión Goldman Sachs espera que dichas innovaciones puedan hacer por el litio lo que la fracturación hidráulica hizo por el petróleo. La salmuera representa cerca de dos tercios de las reservas conocidas de litio en el mundo, pero solo el 40% de la producción. Por su parte, las grandes mineras han descartado hacer grandes apuestas en la extracción de litio. De momento, sus accionistas prefieren dividendos en lugar de reinversiones, y el costo inicial de la nueva tecnología es, al menos, un tercio más elevado que para el litio, estima Goldman Sachs.
Otros factores en contra son las altas valorizaciones de las productoras especializadas en el mineral blanco y los alocados vaivenes de su cotización. Las mineras que han hecho apuestas suelen resultar magulladas. El 2022, Rio Tinto completó su compra por US$ 825 millones de un proyecto de litio en Argentina. Al año siguiente, su gasto en exploración y evaluación se habían duplicado hasta cerca de US$ 400 millones.
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A diferencia de las grandes mineras, las grandes petroleras cuentan con ganancias y solidez financiera para asumir emprendimientos intensivos en capital. ¿Pero están dispuestas a continuar? Un cuarto de siglo antes de su fusión con Mobil, en 1999, Exxon incursionó en tecnología de baterías, luego de que el embargo petrolero árabe de 1973 obligó al mundo a considerar alternativas a los combustibles fósiles.
Uno de sus investigadores estrella era Stanley Whittingham, quien el 2019 ganó el premio Nobel de Química, junto a otros dos pioneros de las baterías de ion de litio. El científico dejó Exxon en 1984, época en que la compañía renunció a ese tipo de investigación.
Traducido por Antonio Yonz Martínez.
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