Escribe: Daniel Oliva, socio líder de Consultoría Contable y Mercado de Capitales de PwC Perú.
De un tiempo a esta parte el EBITDA se convirtió en la medida de desempeño preferida de quienes divulgan información del rendimiento de las empresas. Para fines internos, las empresas lo usan para definir sus objetivos de desempeño, así también lo divulgan al mercado para mostrar el rendimiento del negocio. También es fundamental en el M&A al momento de negociar precios de ventas de negocios, es frecuente que sea el punto de partida de, por ejemplo, private equities para definir el valor de un negocio.
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Se prefiere al EBITDA que a la utilidad del año a pesar de que esta última define el importe de dividendos que se pueden pagar y ello porque el EBITDA se considera una buena aproximación a la rentabilidad que produce el núcleo del negocio, sin considerar los impactos de intereses derivados de financiamiento, los impuestos y los gastos que generan la inversión efectuada (depreciaciones y amortizaciones).
De cara a los inversionistas, el EBITDA es fundamental porque permite comparar la rentabilidad de diferentes empresas, sin embargo, se asume el riesgo de que su forma de cálculo difiera de una empresa a otra.
Hasta la fecha el EBITDA no era una métrica financiera obligatoria que deba ser presentada por las empresas en sus estados financieros. Al mismo tiempo, no hay reglas para su cálculo, existiendo diversidad en la forma de determinarlo. Algunas empresas lo calculan de la forma más básica que explica la teoría financiera, pero también no son pocas las empresas que determinan un “EBITDA ajustado” que excluye gastos o ingresos a criterio de la empresa, por ejemplo, dejando fuera los gastos extraordinarios no recurrentes (‘one timers’).
Pues bien, se acaba de emitir hace unos días una nueva norma contable internacional (la NIIF 18), que modifica algunos aspectos de la presentación de los resultados de las empresas, con el objetivo de mejorar la comparabilidad de los estados financieros. Esta NIIF 18 también requerirá que una empresa divulgue en sus estados financieros la métrica de rendimiento que comúnmente usa la gerencia ante el mercado.
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Si una empresa utiliza una métrica de rendimiento, como el EBITDA, para exponer ante el mercado su rendimiento en un determinado periodo, esta métrica: (1) se debe divulgar en una nota a los estados financieros, (2) se va a tener que explicar por qué se ha utilizado esa medida de desempeño y (3) se debe presentar una conciliación de dicha métrica con las cifras de los estados financieros.
Más aún, al ser parte del juego completo de estados financieros, será objeto también de revisión por parte de los auditores de la empresa. Este cambio tiene como objetivo mejorar la transparencia y confiabilidad de la información que se presenta a los mercados, a fin de que inversionistas y acreedores puedan tomar decisiones mejor informadas. Habrá más ojos encima del EBITDA.
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Este cambio regirá todavía para el año 2027, y requerirá presentar información comparativa del año 2006. Si bien, aún se tiene tiempo para prepararse y adecuarse para este cambio, aliento a las empresas a revisar qué tan uniformes y consistentes son sus medidas de desempeño alternativas (como el EBITDA) y a que formalicen los criterios que usan para su determinación.
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