Entre tantas muertes generadas por el coronavirus, es impresionante escuchar a algunos políticos hacer comentarios, que nos hacen recordar a las fábulas que escuchábamos cuando éramos niños. (Foto: GEC)
Entre tantas muertes generadas por el coronavirus, es impresionante escuchar a algunos políticos hacer comentarios, que nos hacen recordar a las fábulas que escuchábamos cuando éramos niños. (Foto: GEC)

José Luis Silva Martinot

Empresario

Lo cierto es que Perú, está entre los países con peores resultados contra la pandemia, tanto en lo sanitario, como en lo económico. Vemos como muchos países; inclusive a nuestro alrededor, están haciendo las cosas mejor que nosotros.

Chile tiene vacunas suficientes, 4.6 dosis por habitante; muy por detrás de Canadá con 9.5 dosis por habitante. Bolivia ya ha recibido 500,000 dosis de la vacuna Sinopharm, la mitad que Perú, pero ellos tienen la tercera parte de la población.

Hemos escuchado desde mayo del año pasado que ya se estaba negociando la compra de las vacunas, que no se compraron por la vacancia de Vizcarra. Grandes mentiras, las que lamentablemente millones de peruanos creyeron.

Lo cierto es que en los demás países, con mayor capacidad ejecutiva, se están tomando las decisiones correctas.

Con mucha pena leo, que el presidente Sagasti declara: “No queremos que el que tiene plata se vacune y el que no la tiene no se vacune”. Este argumento que lo único que hace es dividir a los peruanos, cuando hoy más que nunca necesitamos todos trabajar juntos.

Hoy, miles de peruanos hacen colas para comprar el oxígeno que el Estado no puede brindar. Gracias al apoyo de los privados, que se han salvado miles de vidas. Son iniciativas como la de Respira Perú, mineras y otras empresas privadas; las que han traído plantas de oxígeno, respiradores, balones y más para donar.

Vizcarra rechazó el apoyo oportuno de oxígeno, él será juzgado por la historia; y esperemos por la justicia peruana. Su decisión, causó la muerte de miles de peruanos, ya fue acusado de genocidio y crímenes de lesa humanidad.

Alguna vez hemos escuchado la fábula o el refrán: “El perro del hortelano, que no come, ni deja comer”. El perro es un animal carnívoro, que no come las verduras del huerto de su amo, pero no deja que los otros animales las coman. Hoy pareciera que vamos a cambiar el refrán a: “El perro del vacunador, no vacuna, ni deja vacunar”.

También se nos dice: ¿Por tener la suerte de estar empleado, tener un empleo formal, ese tiene más derecho que una persona que está trabajando (informalmente)?. Trabajar en una empresa formal no es tener suerte, es un derecho que tenemos todos los peruanos. Hoy más del 70% de los peruanos son parte de lo que se denomina informalidad, la cual no te da derecho a un seguro médico, jubilación, vacaciones y otros derechos consagrados universalmente.

Tengo el honor de manejar un grupo de empresas, donde trabajan cientos de mujeres, la gran mayoría de ellas son cabeza de familia, es decir son el ingreso que mantiene a su núcleo familiar.

No son ricas, son mujeres luchadoras que quieren sacar de la pobreza a su familia, que quieren una buena educación y salud para sus hijos.

De acuerdo al cronograma de vacunación del gobierno, cientos de miles de madres solteras, millones de obreros; que hoy son el motor de las empresas formales en el Perú, serán los últimos en vacunarse. Sin ellos; las familias, las empresas y el Estado se quedarán sin ingresos para poder cubrir sus necesidades.

Miles de empresas privadas quieren vacunar a sus trabajadores obreros, agricultores, albañiles o mineros; son personas y tienen el derecho a ser vacunadas, hoy el Estado no lo está haciendo; la empresa privada quiere ayudar.

El no aceptar que los privados traigan vacunas, es una decisión similar a la que tomó Vizcarra con Zamora, al demorar las donaciones de plantas de oxígeno. Lo único que logró fue que miles de personas pierdan la vida.

Presidente Sagasti, usted está siendo mal aconsejado.

Presidente Sagasti, usted tiene la capacidad de corregir los errores que se han cometido.

Presidente Sagasti, usted tiene la inteligencia para entender que cada peruano vacunado por los privados, es un peruano menos que tiene que ser vacunado por el Estado.

Presidente Sagasti, usted sabe que miles de vidas pueden salvarse, si la empresa privada apoya la vacunación.

Presidente Sagasti, el futuro del Perú y los peruanos está en sus manos.