Profesor de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico
La Convención es puesta en el mapa como una provincia rica por el Gas de Camisea. Desde el inicio de las operaciones del lote 88 en 2004 hasta 2019, se generaron S/ 21,219 millones por transferencias (canon y regalías) para las municipalidades convencianas y S/ 4,931 millones para la región cusqueña. Alejarse del análisis típico de la ejecución de estos recursos permite identificar algunas tareas pendientes para transformar la riqueza del subsuelo en progreso y bienestar entendidos como resultados generados por las empresas y las familias por medio de su trabajo e inversión.
En el aeropuerto de Santiago de Chile, la empresa La Fête Chocolate recibe a los visitantes al país del sur con chocolates premium que figuran entre los mejores de la región. Luego de 15 años de fundada esta empresa ha sido vendida al conglomerado Nestlé con 450 empleados y 48 puntos de venta. Sin una hectárea de cacao en su país, maestros chilenos del chocolate y empresarios han sabido desarrollar un modelo de negocio para liderar una cadena de valor de alta rentabilidad. El precio de venta de la empresa es reservado, pero sería superior a los U$ 30 millones que vendió en 2020.
Volviendo a La Convención, durante los años del canon gasífero, otras riquezas han resaltado desde su suelo. Así, los distritos de Inkawasi y Santa Teresa albergan a dos campeones nacionales del concurso Taza de Excelencia que premia a los mejores cafés de especialidad peruanos. Los granos de Hilda Leguía y Dwight Aguilar han obtenido los puntajes más altos de jueces internacionales que los evaluaron en laboratorios ubicados en Japón, Inglaterra y Noruega. Reconocida como una provincia de las mejores condiciones geográficas para el café de especialidad, que a diferencia del tipo de café llamado “convencional” puede valer 5 o 6 veces más que el precio promedio, además del café, los convencianos cuentan con condiciones excepcionales para otros productos como cacao y el turismo de los sitios arqueológicos dejados por los últimos incas de Vilcabamba.
¿Cómo podrían impulsar los 701 millones del gas que recibió La Convención en 2019 para que Hilda y Dwight transformen sus granos geisha en empresas de la escala premium de La Fête? Si bien esta pregunta necesita mayores exploraciones nos animamos a afirmar que en una primera fase ya lo han hecho pues durante varios años el canon gasífero ha servido para impulsar a los caficultores de los distritos de Echarate, Pichari, Santa Ana, Quellouno tanto a nivel de mejoras en su producción con semillas y canales de regadío como de intercambio de experiencias en festivales y ferias de comercialización. Sin embargo, la falta de buenas vías de comunicación entre los centros cafetaleros y los mercados es aún una tarea pendiente en La Convención.
En una segunda fase, aprovechando los tiempos de la segunda reforma agraria, el canon no puede limitarse a los retos del eslabón de los productores. Una buena iniciativa en esa dirección es la decisión de la municipalidad provincial de apoyar que la quinta FICAFE se realice en Quillabamba, que es considerada la feria más grande de café especiales a nivel nacional y que permite mejorar el ecosistema de la cadena cafetera. El rol del canon debería a evolucionar para convertirse en un catalizador de los distintos eslabones de las cadenas productivas porque apoyar a los productores también requiere invertir en impulsar sus modelos de negocios para que se conviertan en cafeterías de especialidad, tostadurías o empresarios que aseguren un buen precio para sus cosechas, lo que se consigue en mercados premium como lo muestra el caso de la empresa La Fête chocolate.