Primer round

Vacancia. Ayer, el Congreso rechazó la admisión a trámite de la primera moción de vacancia presentada contra la presidenta Dina Boluarte. Como se recuerda, la moción fue planteada por las bancadas de izquierda a fines de enero, con motivo de los cuestionamientos contra el Gobierno por la gran cantidad de heridos y fallecidos reportados durante las protestas en varias regiones. En total, se alcanzaron apenas 37 votos a favor de admitir la moción, frente a 64 en contra y 10 abstenciones.

Si bien se trata de una noticia evidentemente positiva para Boluarte en el corto plazo, sobre todo por la contundencia del resultado, su Gobierno haría mal en interpretar este voto como una garantía de largo plazo sobre la alianza coyuntural que, por ahora, ha mantenido con varias de las bancadas que, hasta diciembre, habían sido opositoras al Gobierno de Castillo.

De hecho, basta solo con repasar nuestra historia reciente para recordar cómo tanto en el caso de Castillo, como en los de Vizcarra e incluso PPK, el Congreso también rechazó con claridad las primeras mociones de vacancia que se presentaron. No mucho después, sin embargo, la coyuntura cambió y, en los tres casos, dichos mandatarios terminaron dejando el cargo antes de lo previsto (por la aprobación de una vacancia en los casos de Castillo y Vizcarra, y por renuncia en el caso de PPK).

Como hemos destacado antes (ver Editorial del 13/12/2022), el actual Gobierno nació en una situación de debilidad extrema: no tiene bancada ni partido propio, ni tampoco más vicepresidentes, igual que ocurrió con Vizcarra. Tras las protestas, además, la ya inicialmente baja aprobación de Boluarte ha caído aún más. Por todo ello, al menos por el momento, la sostenibilidad del Gobierno de Boluarte parece casi depender únicamente de esa alianza que mantiene con las bancadas que ayer rechazaron la vacancia. Lo cierto, no obstante, es que nada asegura que esa alianza se vaya a mantener en el largo plazo.

Cada bancada (muchas veces incluso cada congresista) suele velar por su propio interés. Y si en los meses y semanas que vienen surgiesen nuevos problemas y/o escándalos que involucren al Gobierno, no sería extraño que eventualmente suficientes bancadas terminen retirándole su apoyo a Boluarte.

Así las cosas, el Gobierno haría bien en tener claro que, pese a haber salido victorioso en este primer round, la situación que le ha tocado enfrentar sigue siendo extremadamente compleja. No tiene espacio para errores. ¿Será capaz de no cometerlos?

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