OCDE. En de junio del año pasado, los 38 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) adoptaron la Hoja de Ruta que establece los términos, las condiciones y el proceso para la adhesión del Perú a dicho foro, compuesto por países de ingresos altos y medios. Resulta irónico que la OCDE haya decidido invitar al Perú –en enero del año pasado– durante el peor Gobierno que nuestro país ha tenido en el presente siglo. Y aunque Pedro Castillo declaró que era un logro de su gestión, lo cierto es que el 2018 se inició la implementación de un plan de acción, así que fueron sus antecesores quienes impulsaron la iniciativa.
A juzgar por las recomendaciones del informe situacional que la OCDE presentó la semana pasada, desde junio hasta ahora, el Perú no ha avanzado en aplicar reformas para acercar sus indicadores socioeconómicos a los del bloque. Por ejemplo, se aconseja reformar el sistema tributario, combatir frontalmente la informalidad, fomentar la transparencia judicial, reducir costos laborales no salariales, mejorar y ampliar la cobertura de programas sociales y estimular el crecimiento verde, entre otras medidas conocidas desde hace años.
El régimen de Castillo, que careció de una visión del país a mediano y largo plazo, no tomó en serio la Hoja de Ruta; y el de Dina Boluarte aún no logra superar su parsimonia y sus discursos “motivadores”, pese a que está por cumplir diez meses. Lo curioso es que el Gobierno se ha trazado como meta ingresar a la OCDE el 2026, una buena intención, pero irreal. Es que teniendo en cuenta la magnitud de los cambios necesarios y el escaso compromiso de las autoridades electas por implementar mejoras, no es posible sentirse optimista.
Hay que precisar que las recomendaciones de la OCDE no implican únicamente la participación del Gobierno nacional. También hay responsabilidades para municipalidades, el sistema judicial y, por supuesto, el Congreso, que ha mostrado su afinidad por estimular la informalidad, traerse abajo reformas como la educativa y debilitar la estabilidad jurídica. Tampoco sirven las declaraciones imprecisas. Por ejemplo, el titular del MEF, Álex Contreras, dijo que hay “avances importantes” como la estabilidad monetaria y fiscal, cuando dicho progreso se alcanzó hace dos décadas. También señaló que el Perú está “muy cerca” del estándar tributario de la OCDE, pese a que la recaudación en el país es menos de la mitad que la del bloque, en términos del PBI (16% versus 34%) y a que su estructura es muy distinta (Gestión 07.08.2023).