Editorial de Gestión. Se necesita una revisión integral que equipare beneficios a los trabajadores, pero que priorice la meritocracia. (Foto: GEC)
Editorial de Gestión. Se necesita una revisión integral que equipare beneficios a los trabajadores, pero que priorice la meritocracia. (Foto: GEC)

CONTRATACIÓN ESTATAL. En otra muestra del poco criterio técnico que tiene el actual Congreso, decidió aprobar la eliminación del Régimen Especial de Contratación Administrativa de Servicios (CAS), norma que ya entró en vigor con dos consecuencias inmediatas. La primera impide al Estado contratar personal bajo este régimen, salvo que se trate de suplencia, necesidad transitoria o personal de confianza (temporal). La segunda es que se debe incorporar a todo el personal CAS, ya sea a la Ley 728 o a la 276, según corresponda.

Es verdad que resulta indispensable revisar y ordenar el sistema de contratación de personal en el Estado. Es inadmisible la infinidad de regímenes laborales existentes y las dificultades tanto para contratar personal de primer nivel como para despedir a los que no se encuentran capacitados para desempeñar sus labores. También es criticable que mientras se supervisa al sector privado para que cumpla con las obligaciones laborales de los trabajadores, el Estado tenga personal al que se le renueva contrato cada mes y que no cuenta con los beneficios adecuados, sin problema alguno.

Sin embargo, la necesidad de acabar con los abusos que pudieran existir no puede ser justificación para generar el peligroso escenario que implica incorporar a planilla a todos los que hasta hoy habían sido contratados vía CAS. Es cierto que la norma se cuida de señalar que la incorporación se hará progresivamente y respetando la disponibilidad presupuestaria de las entidades públicas, pero desde ya genera una carga que deberá tener en cuenta el próximo Gobierno al momento de elaborar su ley de presupuesto.

Una realidad que se conocía, pero que se ha hecho más evidente durante la pandemia, es la necesidad de contar con el mejor personal posible al interior del Estado. Muchas de las demoras generadas para hacerle frente a la crisis son consecuencias de errores humanos. Pensando en eso, lo que se necesita es una revisión integral que equipare beneficios a los trabajadores, pero priorice la meritocracia y le otorgue facilidades al Estado para contratar a los mejores. Los años de servicio no aseguran la calidad de un trabajador.

Es verdad que Servir nació para acabar con esta realidad al interior del Estado. Lamentablemente, casi doce años después son pocos los resultados mostrados. Quizás sea momento de repensar la labor de esta entidad o establecer otros mecanismos, pero las soluciones parche que no buscan el orden o la meritocracia no son la respuesta.

TAGS RELACIONADOS