INVERSIÓN. La desidia de las autoridades, incluidas las que promueven la inversión, la carga burocrática, la actitud hostil hacia la actividad y la competencia foránea, se trajeron abajo la inversión en exploración petrolera (ver Gestión 12.10.22). Y se corre el peligro de que la exploración minera afronte una suerte similar, pues los factores que crearon la paralización en el petróleo son los mismos que hoy ralentizan ese tipo de inversión en minería, que es clave para que un proyecto posible se convierta en probable.
La exploración marca el inicio de la vida útil de una mina (un paso previo es la prospección, que consiste en estudios geológicos y geofísicos, entre otros de carácter general), ya que en esta etapa se realizan trabajos más detallados como la determinación de las dimensiones del depósito mineral, además que se define el modelo del yacimiento en forma, contenido de mineral y valor del depósito, según precisa el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet).
La cartera de exploración minera recopilada por el Ministerio de Energía y Minas (Minem) el 2019 incluía 63 proyectos por un total de US$ 496.2 millones, pero según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) al cierre de ese año solamente se habría invertido US$ 360 millones (el 2018 fueron US$ 413 millones). Dado que la pandemia trastocó los planes de inversión y que el 2021 buena parte del aumento del gasto de capital correspondió a montos que no se habían invertido el año previo, habría que ver la data de este año para analizar la situación: la cartera de exploraciones mineras del Minem contiene 63 proyectos por US$ 586 millones.
Es decir, no hubo un incremento en el número de proyectos y con respecto al monto, hasta abril se había invertido el 18.9% (US$ 111 millones). Como suele ocurrir con las carteras de proyectos de inversión, lo realmente gastado no corresponde con lo anunciado o planificado. Pero se perciben señales de alarma, una de ellas, emitida por el ministro de Economía y Finanzas, Kurt Burneo, ante la Comisión de Energía y Minas este mes. Advirtió que la minería peruana ha perdido atractivo y que sin inversión en exploración, la actividad comenzará a caer dentro de cinco o siete años.
Es claro que se necesita un fuerte impulso promotor, llevado a cabo en conjunto entre el sector público y los gremios empresariales, aunque dada la coyuntura política y el sesgo antiempresarial de parte del Gobierno y del Congreso, sería difícil convencer a los inversionistas de apostar por una etapa que de por sí ya es riesgosa.