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DESAFÍOS. El nuevo titular del Ministerio del Ambiente (Minam), Gabriel Quijandría, tiene amplia experiencia en el sector, pues se desempeñó en dos oportunidades como viceministro en ese despacho. La primera fue durante el Gobierno de Ollanta Humala y la segunda, en el de Martín Vizcarra –renunció en protesta por la represión policial de las marchas–. También se encuentra al tanto de la lentitud con la que avanza la agenda ambiental del país y de las dificultades para transformar en acción lo que en el papel se ve moderno y transformador.
La pandemia ha sumado obstáculos a lo poco que se había conseguido en temas como la reducción del consumo de plástico de un solo uso y la promoción del reciclaje. Otra urgencia es el tratamiento adecuado de los residuos relacionados con el covid-19, en especial los que generan los establecimientos de salud que atienden a pacientes, así como las mascarillas que desecha la población –hay una campaña, algo débil, para optar por mascarillas reusables–. La creación de conciencia ecológica, a través de la campaña “Peruanos, naturalmente”, también merece un fuerte impulso.
Además de esos pendientes causados por el virus, el Minam también tendrá que reforzar su presencia en el Ejecutivo. Quijandría ha dicho que junto con el Ministerio de Cultura se evaluará la conveniencia de reducir de un año a seis meses el plazo para las consultas previas que ha propuesto el Ministerio de Energía y Minas, a fin de asegurar que no implique una reducción de la participación de la población. Pero su mayor reto será establecer una relación con el Congreso para evitar leyes que atenten contra el medio ambiente.
Por ejemplo, la ampliación de la moratoria para el ingreso de transgénicos hasta el 2035, aprobada por el pleno en octubre, no tomó en cuenta la opinión del Minam. Quijandría ha dicho que en el Ejecutivo esperan la autógrafa de la ley para evaluarla. Durante la fugaz presidencia de Manuel Merino, se presentaron proyectos ecológicamente nocivos, uno para el “desarrollo” de la minería aurífera aluvial amazónica como principal actividad económica alternativa ante el impacto del covid-19, y otro que debilita los estudios de impacto ambiental. El Minam tiene que liderar la respuesta ante esos despropósitos.
Asimismo, es necesario insistir en el cumplimiento de compromisos asumidos por el Estado peruano. Uno inmediato es el tercer Informe Bienal de Actualización (BUR3), que debió haberse presentado el 2018 o inicios del 2019. La agenda ambiental ya no resiste tanta lentitud.