IMPULSO. Ayer recordamos en esta columna que las micro y pequeñas empresas (mypes) turísticas están sufriendo un duro golpe por los desmanes, que se suma a sus dificultades para recuperarse de los efectos de la pandemia. Pero no son las únicas. Las mypes manufactureras tampoco la han estado pasando bien. En vista de que son proveedoras de empresas de mayor tamaño, y del Gobierno, el estancamiento de la inversión privada y los vaivenes del gasto público les impiden operar con eficiencia. La situación actual está agravando sus problemas, lo que incide en sus planes de contratación de personal.
Esto no tendría que ser así, al menos para parte de ellas, si es que el Ejecutivo se animara en aplicar una herramienta de política económica disponible desde el 2009 y perfeccionada el 2011. El programa “Compras a MYPErú”, que fue concebido para que entidades públicas adquieran bienes producidos por mypes, no logra levantar cabeza desde la pandemia, y ha estado inmerso en desorden, cambios operativos y lentitud en sus procedimientos. El 2020 fue uno de los años más promocionados como medida para reactivar la economía, aunque desde que se anunció su relanzamiento en junio, hasta octubre, no se realizó ninguna adquisición. El Gobierno de Sagasti encargó el programa al Ministerio de la Producción (Produce); antes estuvo a cargo de Foncodes, adscrito al Midis.
Pero llegó Pedro Castillo y MYPErú fue una de las tantas víctimas de la ineptitud de su régimen. Es evidente que el programa necesita un fuerte impulso, pero si lo que propone la titular del Produce, Sandra Belaunde, es modificar su reglamento (según señaló a Gestión), habría que concluir que no ha tomado en cuenta las urgencias de las mypes. Este sector ha sido fuertemente golpeado por la pandemia, la inflación, las protestas y, en el caso específico de las textiles, por la competencia china. Las medidas para que accedan al financiamiento no han funcionado como se esperaba, porque de qué les puede servir contar con capital de trabajo si no tienen compradores.
Ha pasado demasiado tiempo y las mypes siguen desatendidas. Si por lo menos se pudiera acelerar MYPErú, muchas textiles, metalmecánicas, de cuero y calzado, de muebles, madera y plástico encontrarían un respiro. Y podrían agregarse otros rubros como la impresión de material educativo, según señala la presidenta de la Asociación Pyme Perú, Ana María Choquehuanca. La empresaria sostiene que, en lugar de modificar el reglamento, hay que dotar al programa de logística, personal y presupuesto. Ojalá la escuchen.