CTS. (Foto: Andina)
CTS. (Foto: Andina)

CONGRESO. Cada nuevo Parlamento elegido hace que casi inmediatamente se piense en la frase “todo tiempo pasado fue mejor”. El actual, sin duda, no es la excepción. Pasó de promulgar leyes populistas, diseñadas para ganar puntos en las encuestas y salir en la foto de la lucha contra la pandemia, a dictar leyes primordialmente electoreras, pensadas para que sus candidatos puedan ganar votos. Aunque no siempre la ciudadanía reconozca a los autores de las iniciativas.

Como nunca antes se aprueban proyectos con poco debate, sin análisis del costo-beneficio y en insistencia, es decir, sin tomar en cuenta las observaciones del Ejecutivo. Varias de las iniciativas aprobadas desnaturalizan mecanismos como la o las AFP y le restan margen al siguiente Gobierno –sea de la tendencia que sea–, pues sus efectos económicos se verán en los siguientes años.

Uno de estos casos es el de las , pues sucesivamente se han aprobado autorizaciones para retiros de fondos que, si bien pueden otorgarle liquidez a un grupo de trabajadores, también desmantela un sistema creado para que las personas mayores de 65 años tengan una pensión. Finalmente, pensar en una reforma del sistema privado al parecer ya no será necesario, pues lo dejarán sin fondos. A febrero 1.9 millones de afiliados tenían saldo cero en su cuenta de las AFP, es decir, dentro de unos años se sumarán a los millones de adultos mayores a los que el Estado deberá atender para que le hagan frente a su vejez, y eso implicará que, en medio de los problemas fiscales, las siguientes generaciones tengan que generar los impuestos necesarios para cubrir el costo de y todos los programas de ayuda similares.

También resulta peligroso que se busque aprobar sin pasar por las comisiones necesarias iniciativas como la estatización de las plantas de oxígeno, o que se realicen investigaciones sin la transparencia debida como en el caso de los organismos reguladores, donde pareciera que se tratan asuntos de seguridad nacional –por el secretismo– y no de un tema que le interesa a todo el país.

Sumado a este “caballo desbocado” en que se ha convertido la agenda del Congreso, están los candidatos a la presidencia que parecen poco interesados en las iniciativas que se aprueban. Pocos se pronuncian, la mayoría elude el tema y prefieren quedarse en las frases de marketing sin plantear alguna solución concreta, pese a que hay partidos que hoy compiten y tienen representantes en el actual Parlamento.

Los mal llamados padres de la patria están hipotecando el futuro del país y a casi nadie de la clase política parece importarle.

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