El sábado, Lima conmemoró su 490 Aniversario de fundación española. No hubo mucho que celebrar porque los problemas que aquejan a la capital del Perú están lejos de resolverse, debido a la falta de capacidad (y de interés) de sus autoridades municipales, así como del Gobierno nacional, que está a cargo de tareas y entidades que abarcan a esta metrópoli de más de 10 millones de habitantes, a los que hay que sumar 1.1 millones de la provincia constitucional del Callao. Se trata de la tercera parte de la población del país, aunque el aporte a la economía nacional es mayor: 43.3% del PBI total (más 5.3% del PBI chalaco).
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Si cerca de la mitad de la economía peruana es generada en la capital, cualquier dificultad o deficiencia que afronte tendrá impacto sobre el resto del país. El observatorio ciudadano Lima Cómo Vamos realizó una encuesta cuyos resultados publicó en vísperas del aniversario. Sobre la base de preguntas con opciones múltiples, para el 80.2%, el problema más importante de la ciudad es la inseguridad ciudadana. Una muestra de que no está siendo resuelto es que ha aumentado en 9.3 puntos porcentuales en las respuestas, respecto de hace un año. El Gobierno nacional se ha limitado a declarar estados de emergencia, pero sigue sin tomar acciones serias y eficaces para detener asaltos, secuestros, balaceras y extorsiones, entre otros actos delincuenciales.
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El segundo problema más importante es la calidad del transporte público, cuyas respuestas también se han incrementado (de 24.7% a 34.2%). El Gobierno nacional tiene a cargo proyectos como la Línea 2 del Metro –que avanza a paso de tortuga– y ha anunciado las Líneas 3 y 4 como si fuesen una novedad. La alcaldía de Lima está concentrada en terminar la Vía Expresa, pero esa obra, y otras en distritos “modernos”, no aliviarán los graves problemas de tráfico en zonas con mayor densidad poblacional. Además, el modo en que la Municipalidad Metropolitana ha despejado interferencias ha sido cuestionable.
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¿Hay cosas buenas? Gracias al esfuerzo conjunto del sector privado y de anteriores Gobiernos nacionales y municipales, Lima dejó de ser un lugar de paso para turistas extranjeros y se convirtió en un nuevo destino, gracias a su extraordinaria oferta gastronómica. También jugó un papel clave su patrimonio arquitectónico y su legado prehispánico. Este último pareció haber sido obviado por el alcalde Rafael López Aliaga. La principal invitada al aniversario fue la presidenta de la comunidad autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien opacó su visita con una desatinada declaración.
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