El Día Mundial del Seguro celebrado cada 14 de mayo nos recuerda la importancia de que los ciudadanos cuenten con estos instrumentos legales y financieros para salvaguardar su integridad frente a cualquier emergencia. Los seguros de salud, por ejemplo, protegen la economía de las personas y las familias frente a los costos que conllevan la atención médica.
En ese marco, las organizaciones juegan un papel importante para brindar atención oportuna a sus trabajadores cuando se presente alguna necesidad o problema relacionado a su estado de salud.
De acuerdo a Marsh, las coberturas ofrecidas a los trabajadores por las organizaciones, mediante sus compañías aseguradoras, se vienen priorizando estratégicamente en beneficios centrados en la atención de calidad (20%), tecnologías para los miembros del plan (10%), programas de bienestar (6%), iniciativas de salud mental (3%) y, con la llegada del COVID-19, se incluye estrategias de preparación para pandemias y desastres naturales (1%).
En ese sentido, la crisis de la pandemia habría abierto el apetito para una mayor adquisición de seguros privados, influenciando también en el alcance que tienen los programas de aseguramiento universal a nivel estatal.
En contexto, a nivel mundial, la tendencia de gastos médicos ha sido aproximadamente tres veces la inflación general. Desde la pandemia, hemos visto cómo ha disminuido a aproximadamente dos o dos veces y media la inflación general a nivel global.
Marsh informa en su estudio Health Trends que, en el caso de Estados Unidos, el costo promedio por empleado del seguro médico patrocinado por el empleador aumentó un 6.3% en el 2021, ya que los empleados y sus familias comenzaron a acceder nuevamente a la atención, luego de evitarla el año anterior debido a la pandemia.
Los empleadores, por su parte, proyectaron, en promedio, un aumento de costos bastante típico de 4.4% en el 2022. Sin embargo, una serie de factores podrían resultar en una aceleración continua del crecimiento de los costos, incluyendo una mayor utilización debido a las atenciones para “ponerse al día”, los reclamos por COVID-19 prolongado, y terapias genéticas y tratamientos biológicos con costos extremadamente altos.
A nivel nacional, las cifras han ido de regulares a positivas. Por parte de los seguros del Estado, se ha informado que, solo en la región sur del Perú, la población asegurada al Seguro Integral de Salud (SIS) creció en más del 27% durante los dos años de pandemia. Ello de acuerdo la Oficina General de Tecnología de la Información (OGTI) de dicha entidad.
Independientemente a ello, la penetración de los seguros privados de salud continúa resultando baja entre la ciudadanía. Incluso a pesar de un crecimiento de 4% generado por la pandemia, hasta el cierre del 2020, solo el 8% de peruanos contaba con algún seguro privado de salud.
En línea con lo ya mencionado, es recomendable que las organizaciones revisen periódicamente el historial de sus siniestros con una mirada analítica que les permita identificar tendencias, prepararse ante situaciones cambiantes y tomar esto en cuenta para actualizar sus estrategias de contención de costos.
Del mismo modo, la prevención y el autocuidado juegan un rol fundamental en el futuro de la población asegurada, debiendo ser impulsados desde la empresa, a través de la sensibilización de las personas, y de la atención de las necesidades insatisfechas de mayor preocupación.