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Por María Matilde Schwalb Helguero
Directora del Centro de Liderazgo, Ética y Responsabilidad Social de la Universidad del Pacífico

La Comisión de Protección al Consumidor del acaba de sancionar a , con una multa total de 1,093.3 UIT (S/ 4´427,865) por comercializar como leche productos que no lo eran, infringiendo, de esta manera, el Código de Protección y Defensa del Consumidor.

El propósito central del etiquetado y de toda la información que esta contiene –letras, símbolos, figuras, colores, etc.- es ayudar al consumidor a tomar decisiones informadas y alineadas con sus intereses. Por tanto, un buen etiquetado sería aquél que logre este propósito.

Un etiquetado debe ser idóneo, esto quiere decir que la expectativa que genere en el consumidor que evalúa el producto debe corresponder con lo que el producto entrega.

Con el propósito de facilitar una decisión informada por parte del consumidor o usuario, un buen etiquetado debe contener información veraz, completa, oportuna, relevante y suficiente. En el caso particular del etiquetado de alimentos, la información nutricional es de vital importancia.

Cuando un consumidor está evaluando la compra de un producto alimenticio, debe prestar especial atención a 5 elementos clave: tamaño de la porción, número de porciones por envase, porcentaje de valor diario, cantidad de calorías, fecha de vencimiento y registro sanitario.

Según la ley peruana (DL N° 1304 de 2016), el etiquetado comprende la marca adherida al producto, envase o empaque, así como toda la información que exige el artículo 3 de esta ley como son el nombre o denominación del producto, su contenido neto y la fecha de vencimiento, entre otros. Pero limitarse a cumplir la ley no es suficiente.

La ley y las normas suelen establecer los requisitos mínimos y no pueden contemplar todas las posibles situaciones que se pueden dar. Un buen etiquetado es aquél que, además de cumplir con la ley, provee información en la cantidad, calidad, forma y oportunidad apropiadas de modo que ayude al consumidor a tomar la decisión que más convenga a sus intereses y no lo confunda.

Dada la gran importancia que tienen los alimentos para el mantenimiento de la salud humana (somos lo que comemos), los proveedores deberían dedicar especial atención y cuidado al despliegue de la información nutricional: que la información relevante sea de fácil comprensión, que los ingredientes y la fecha de vencimiento estén en un lugar fácilmente visible, que el tamaño y color de las letras faciliten la lectura del texto sin mayor esfuerzo visual, entre otras consideraciones.

Cuando un consumidor o usuario potencial no puede encontrar con facilidad la fecha de vencimiento de un producto, no puede leer sus ingredientes o componentes, interpreta de manera errónea la figura que acompaña el texto, no entiende el significado de las advertencias, o se confunde con tanto texto que termina pasando por alto lo más relevante, entre otras fallas, entonces estamos ante un etiquetado que no es adecuado a los intereses del consumidor.

El marketing pregona que su propósito central y su razón de ser es el consumidor, que existe por él (si no hay consumidores no hay empresa) y para él (el marketing está para satisfacer al consumidor y contribuir a mejorar su calidad de vida). El etiquetado, por otro lado, como parte de la estrategia de marketing de un producto o servicio, refleja las prioridades del proveedor y no puede esconder sus verdaderas intenciones. Por tanto, las decisiones sobre el etiquetado son una magnífica oportunidad para que las empresas demuestren que el consumidor realmente les importa y que es su prioridad.