Directora del Diario Financiero de Chile
Hace unos días, el presidente de Chile, Gabriel Boric, se dirigió al país en su primera cuenta pública –una tradición bien arraigada en el país donde se espera que los primeros mandatarios proyecten sus gobiernas y rindan anualmente cuentas–. Por ser la primera, y a tres meses de asumir, el mandatario resumió su programa de gobierno y sumó algunos desafíos adicionales que han azotado al país recientemente. Luego de eso, Gabriel Boric partió a su primera gira internacional con destino Canadá y Estados Unidos para reuniones multilaterales y empresariales. El tono conciliador de sus discursos en todas estas instancias ha sido positivamente recibido.
En los siguientes puntos, espero correctamente transmitir el ambiente que se vive hoy en el país y las señales de La Moneda.
Lo primero es entender que en Chile se da un complejo escenario donde el programa de gobierno debe convivir en paralelo con la redacción de una propuesta de Constitución que redefine los sistemas políticos y económicos del país. Así, mientras se negocia desde los ministros de Boric legislativamente una reforma tributaria y de pensiones que conversa con la actual Constitución. Así, parte de la atención del país está en entender cómo se conjugan y en qué plazos –la discusión de las normas transitorias ha sido más o igual de dura de lo que fue el borrador–.
Lo segundo, es que irrumpió con una escalada acelerada la preocupación por la violencia. Este jueves, el Centro de Estudios Público, que realiza una de las encuestas tradicionales, preguntó cuáles deberían ser las tres prioridades para el gobierno. Delincuencia, asaltos y robos son las principales preocupaciones en que, según la ciudadanía, el gobierno debería enfocarse. Un 50% de los chilenos manifestaron que los temas relacionados con la seguridad deben ser el primer eje de trabajo desde La Moneda.
La economía se está deteriorando rápidamente hacia un escenario de estanflación hacia el segundo semestre de este año. Una generación de chilenos no había conocido el flagelo de la inflación y el alza del costo de la vida.
Es interesante constatar que en diciembre de 2019, muy cerca del mal llamado estallido social que inundó las ciudades con ataques al transporte público y terminó en muertes y heridos, sólo un 26% optó por esas alternativas. Ya en agosto de 2021 alcanzó un 42% de las preferencias. Es una escalada fuerte que refleja los diversos focos de violencia que se superponen, se complementan y finalmente tienen al país en vilo: el terrorismo en el sur, las bandas organizadas de robo de madera, cables y comercio ambulante, el narcotráfico, la delincuencia con fuerza.
Y tercero, la economía se está deteriorando rápidamente hacia un escenario de estanflación hacia el segundo semestre de este año. Una generación de chilenos no había conocido el flagelo de la inflación y el alza del costo de la vida, especialmente de los alimentos y combustibles, los ha impactado fuertemente. Las estimaciones esperan que hacia mediados de año el país tenga una inflación de 13% anualizada, más de cuatro veces que la meta que se ha puesto el Banco Central. El gobierno ha acudido correctamente a ayudas focalizadas a la vez que repite un controvertido modelo para frenar las alzas de la bencina.
Chile iniciará un nuevo ciclo tras la aprobación o rechazo del borrador de Constitución que propone la Convención Constituyente y sería clave que se abordara con decisión el combate a la violencia y las certezas necesarias para reactivar las inversiones, y con eso el crecimiento, los empleos y la superación de la pobreza.