Ayer, la SBS intervino la Caja Municipal de Ahorro y Crédito Sullana. Si bien la medida sorprendió a clientes de la entidad y a la opinión pública en general, fue aplicada en cumplimiento de la ley, ya que los indicadores patrimoniales de la entidad aceleraron deterioro. Debido a que se acogió a un programa de fortalecimiento patrimonial de empresas microfinancieras, implementado el año pasado por el MEF, los depósitos de los ahorristas y el pago de los préstamos otorgados por la entidad estarán a salvo porque serán transferidos, mediante subasta, a otra caja municipal, según ha explicado la SBS.
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Esto evitará crear pánico y corridas de depósitos en otras microfinancieras (y que los deudores dejen de pagar sus cuotas), siempre y cuando se informe con claridad lo explicado arriba y por medios con los que la audiencia objetivo esté familiarizada. Una interrogante es si la caja municipal que asumirá los ahorros y préstamos de Caja Sullana tiene agencias en las mismas ciudades que esta, o en localidades. De lo contrario, quien gane la subasta tendría que asegurar que ofrecerá atención presencial incluso donde no tiene agencias –en este sector, la virtualidad está menos avanzada que en la banca–.
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Lo que sí está claro, es que a pesar del monitoreo de la SBS, Caja Sullana no mejoró su gestión de riesgos, su política de créditos y su sistema de control interno. A estos factores endógenos se suman exógenos como la pandemia, y las alteraciones climáticas y conflictos sociales, que arreciaron entre diciembre del 2022 y el primer trimestre del 2023 –e incidieron en la recesión–. Estos factores perjudicaron la capacidad de pago de los clientes deudores, al tiempo que elevaron la demanda por nuevos préstamos. El tope a las tasas de interés, aprobado por el Congreso anterior, también habría jugado un rol: las microfinancieras se ven obligadas a trabajar con márgenes exiguos y a perder clientes dispuestos a pagar intereses por encima del tope.
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Sin embargo, estos factores impactaron en todas las cajas municipales, que se vieron forzadas a adecuarse (el programa de fortalecimiento patrimonial ayudó en ese sentido). Entre dichas entidades, la única que presentaba indicadores preocupantes era Caja Sullana. Por ejemplo, al 30 de abril de este año, de las doce operativas, cinco registraron pérdidas netas entre S/ 0.6 millones y S/ 1.7 millones), mientras que la intervenida había perdido S/ 33.7 millones. En suma, el problema fue puntual y podría ser solucionado por la SBS de manera adecuada y sin afectar a los clientes.