Escribe: Luis Alberto Arias, economista y exjefe de la Sunat.
Desde tiempos de la gran recesión cobró importancia para los macroeconomistas el concepto de políticas contracíclicas, es decir la idea de ahorrar en tiempos de bonanza para gastar en tiempos de crisis. En tiempos modernos la economía peruana pudo acumular por primera vez un ahorro público importante en el periodo 2006-2015. Durante esos años el Perú supo aprovechar la bonanza que trajeron los buenos precios de los metales. Al haber acumulado ahorros y mantener bajos niveles de deuda pública se pudo aplicar políticas fiscales contracíclicas tanto durante la crisis financiera global como durante la pandemia. Veamos esto en mayor detalle:
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En el periodo 2006-2007 nuestro país ya había aumentado el monto de los activos financieros del sector público desde un monto equivalente a 8.5% del PBI a fines del 2005 hasta algo más de 13% del PBI hacia finales del año 2007. Esto contribuyó a que el fisco pudiera gastar más y aumentar el déficit fiscal durante la crisis financiera global.
Con posterioridad a la crisis financiera global el Perú pudo retomar su tendencia de ahorro creciente debido al rápido rebote de los precios de los minerales. Así los activos financieros del sector público aumentaron desde un monto equivalente a 12.5% del PBI a finales del año 2010 hasta un monto equivalente a 18.3% del PBI al promediar el año 2015.
A partir de ese periodo, con la caída de los precios de los metales, el ahorro disminuyó algo, pero en los meses previos al inicio de la pandemia se encontraba alrededor de 15% del PBI, lo que nuevamente permitió aumentar el gasto público, el déficit y la deuda pública durante estas difíciles circunstancias. Así, los ahorros cayeron a 12.3% del PBI, pero luego volvieron a recuperarse con el nuevo boom de los metales.
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Esta política fiscal prudente descrita en los párrafos precedentes cambia radicalmente a partir de mediados del año 2022. ¿En qué consistió este cambio?
A partir de ese momento el déficit fiscal empieza a aumentar significativamente desde alrededor de 1% del PBI hasta alcanzar el 4% del PBI a mediados de este año. En el mismo periodo no se observa un aumento de la deuda pública como porcentaje del PBI lo que permite sostener a las autoridades fiscales que la fortaleza fiscal del país se mantiene pese al aumento del déficit. Sin embargo, en ese mismo periodo los activos financieros del sector público disminuyen a un monto equivalente a 9.8% del PBI al finalizar el primer trimestre de este 2024. Este nivel se aproxima a los montos más bajos observados a principios del presente siglo.
En buen romance nos estamos consumiendo los ahorros fiscales que nos costaron acumular durante tantos años. Para precisar con un mayor detalle esta caída de los ahorros les proporciono los siguientes datos, que extraigo del cuadro de los activos financieros del sector público del Marco Macroeconómico Multianual que publica el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF):
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Los depósitos del Tesoro Público en el Banco Central de Reserva se han reducido en S/ 15,600 millones desde junio del 2022 hasta diciembre del 2023.
Los fondos de reserva del Tesoro Público que incluyen el Fondo de Estabilización Fiscal y la Reserva Secundaria de Liquidez han caído en S/ 8,200 millones en el mismo periodo.
Los recursos propios y coparticipados de los ministerios, gobiernos regionales y locales han caído en S/ 6,400 millones en el mismo periodo.
En total la disminución de los ahorros públicos a partir de junio del 2022 hasta fines del 2023, se acerca a los S/ 30 mil millones en el periodo comentado. Pero existen datos que sugieren que el consumo de los ahorros se habría incluso acelerado en los últimos meses. De abril a julio del 2024, de acuerdo con cifras que publica el Banco Central de Reserva (BCR), los depósitos totales del sector público en el BCR se han contraído en S/ 10 mil millones de soles adicionales.
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Esta caída de los ahorros fiscales aumenta nuestra vulnerabilidad para enfrentar alguna crisis o shock externo negativo como los que hemos descrito. En los próximos trimestres si el MEF no logra contraer el déficit ya no podrá consumir ahorros y tendrá que elevar la deuda pública que hasta ahora se ha mantenido bajo control. Lo más probable es que ello suceda debido a que el déficit fiscal no podrá contraerse significativamente como espera el MEF, más aún si en el reciente mensaje presidencial la presidenta Dina Boluarte ha hecho varios anuncios que implican un aumento de gasto importante, entre ellos el aumento de remuneraciones a las Fuerzas Armadas y Policiales.
Al respecto la clasificadora internacional de riesgos Moodys ha afirmado que tienen preocupación por el incumplimiento de la meta fiscal por segundo año consecutivo. Cabe recordar que el año pasado, pese a los maquillajes de cifras, no se cumplió con la regla fiscal y el déficit fue equivalente al 2.8% del PBI superando la regla de 2.5%. Para este año la regla era 2.0% del PBI, pero el MEF solicitó facultades al Congreso para aumentarla a 2.8% del PBI. Aún así creo que será muy difícil que el déficit fiscal termine por debajo de 3% del PBI.
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Para el próximo año se espera el aumento de la recaudación, principalmente por el aumento de los precios de los metales. Si bien es cierto la recaudación aumentará, probablemente no lo haga en los niveles esperados, con lo que va a ser difícil retomar la senda decreciente del déficit fiscal.
Lo cierto es que hoy con los buenos precios de los metales deberíamos estar acumulando ahorros como lo hicimos en el pasado, pero al contrario, los estamos consumiendo. El próximo gobierno no solo es probable que sea políticamente débil por la cantidad de partidos políticos que van a competir en las próximas elecciones, cerca de 50, sino que tendría las manos atadas para implementar rápidamente reformas. Tendrá que preocuparse no solo de cómo reconstruir las instituciones que el actual régimen está destruyendo, además, deberá preocuparse de cómo reconstruir las finanzas públicas.
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