Innovar es ineludible para las empresas si quieren trascender y mejorar sus resultados, ya que de no hacerlo siempre habrá un competidor que sí lo hará. Agreguemos a esto que el usuario actual se aburre rápido y está ávido de encontrar nuevas soluciones a sus actuales necesidades y, más importante aún, busca encontrar necesidades que hoy no conoce.
A pesar de lo dicho, tenemos empresas que están sufriendo con sus resultados por no innovar o innovar poco y, lo que es peor, empresas que sí están innovando pero que tienen resultados muy pobres.
¿Por qué sucede esto último? Las causas son varias y en este artículo nos limitaremos a mencionar algunas, siendo una de las más importantes el poner más foco en la idea que en el usuario. En este caso, el gestor de la innovación, dentro de su apasionamiento, se “enamora” de ésta y le pone poco foco al cliente, que es quien finalmente dará el veredicto final. Contribuye a esto el pasar mucho tiempo en el escritorio y poco tiempo en contacto con los clientes.
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Un segundo factor es el poco apoyo que puede recibir la persona o el equipo que lidera la innovación por parte de la alta gerencia. Esta última tiende a concentrarse en los resultados de corto plazo que, por lo general, son aquellos por los que se le evalúa, descuidando el largo plazo al dejar de apoyar ideas que a simple vista no se ven exitosas y que aparentemente van a generar más gastos que retorno. El no “comprarse el pleito” a la larga le traerá problemas y seguramente será la causa de su fracaso y probablemente de su despido.
Otro factor es el no haber instaurado en la empresa una metodología de trabajo para el desarrollo de las innovaciones. Esto implica contar con presupuestos, responsables, el tener una secuencia del proceso de innovación y, por supuesto, tener claro cuáles son los entregables.
Finalmente, basta con observar el mercado para darnos cuenta de que la mayoría de las innovaciones que se lanzan, en el fondo no lo son ya que en realidad son una copia, quizás mejorada, de algo ya existente. El típico resultado suele ser baja venta y menor rentabilidad ya que a los imitadores, por lo general, solo les queda el menor precio como herramienta de ventas.
(*) Director – Arellano
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