Periodista
En los últimos días se le ha pedido a la premier que aclare las contradicciones que diariamente aparecen en el Ejecutivo. Ella ha respondido de manera genérica, y -refiriéndose solo al tema de Camisea- ha señalado que descarta cualquier contradicción entre el presidente Castillo y su persona.
En realidad, no es una respuesta, es solo una salida. Como la del ministro de Economía. Porque finalmente no define claramente qué cosa es –para ella y para el presidente– una nacionalización, y qué la diferencia, según ellos, de una estatización. No es suficiente, y es muy forzado, señalar que nacionalización es prácticamente un sinónimo de masificación.
Hay otras afirmaciones y otros temas sobre los cuales sería muy interesante conocer la posición de la premier, y saber si se identifica también con el presidente, descartando nuevamente cualquier contradicción.
Por ejemplo, ¿coincide con el presidente cuando señaló anteayer que el cierre del Congreso es una facultad del mismo pueblo?, ¿qué significa y cómo debe ejercer el pueblo esa facultad?
Ha dicho el presidente hace cuatro días que el Perú grita en la calle que es necesario hacer grandes reformas constitucionales, y que eso le corresponde al pueblo, para lo que hay que estar organizados. ¿Coincide con el presidente?, ¿qué es lo que le corresponde al pueblo?, ¿para qué hay que organizarse y cómo?
Lo mismo ocurre con las posiciones de los ministros, a quiénes se supone que la premier también representa. ¿Coincide con la ministra de Trabajo sobre la urgencia impostergable de una Asamblea Constituyente, y sobre la plena vigencia de la Agenda 19?; ¿está de acuerdo con las posiciones y actitudes del ministro del Interior?; ¿coincide con el nombramiento directo de los maestros sin respeto por la meritocracia en el Ministerio de Educación?
Así como estas hay algunas interrogantes más que tienen que ver con otros sectores, y que exigen respuestas claras de la premier. Ella es, según la Constitución, la portavoz del Gobierno, y es necesario saber si ella se identifica y respalda lo planteado y actuado por el presidente y los ministros a los que se supone representa.
A simple vista, pareciera que el presidente está volviendo a un discurso radical o de campaña –seguido por algunos ministros-, tratando de buscar el apoyo popular a sus propuestas irrenunciables; quizás buscando el apoyo de la bancada de Perú Libre, o reaccionando a la notoria caída en las encuestas –principalmente en las regiones del sur– que se produce coincidentemente a partir del cambio de Gabinete.
Si esto es así, ¿la premier participa de esto como parte de una estrategia y protagonizando un papel en especial?, ¿o la fuerza de los hechos y la presión de sus “consejeros” están haciendo que el presidente haya empezado a prescindir de la participación política de su primera ministra porque no la ve capaz de ayudarlo en su agenda, obligándola a convertirse en “intérprete” forzada?
Cuesta trabajo pensar que se trata de algún malentendido; o que el presidente no se da cuenta o nadie le hace ver la situación en la que pone a su premier con sus ímpetus radicales públicos y sus posteriores frases ambiguas, que muchos quieren ver como una rectificación.