Decenas de vecinos de Lisboa denunciaron este jueves un aumento de la criminalidad en algunos de los barrios más turísticos de la capital lusa, como la Mouraria, Alfama y la Baixa, y pidieron medidas al Ayuntamiento y al Gobierno para revertir la situación.
Asaltos a comercios y vehículos, robos y amenazas a los vecinos, jeringuillas por el suelo, exceso de ruido y deposiciones humanas en la calle fueron algunas de las situaciones que explicaron los afectados en una rueda de prensa organizada por la Junta municipal del distrito de Santa Maria Maior, que engloba estos barrios.
En la convocatoria del evento, el organismo distrital denunciaba también ocupaciones ilegales de inmuebles, violaciones y “hasta homicidios”.
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“No podemos ignorar que la situación ha empeorado. Ha habido siempre situaciones incómodas, situaciones indeseables a lo largo de los años, pero sobre todo después de la pandemia y después del último año, estos problemas se han acentuado”, aseguró durante el acto el presidente de la junta, el socialista Miguel Coelho.
Coelho puso como ejemplo que es “constante” encontrar jeringuillas en el suelo, que hay personas que esconden droga debajo del empedrado de la zona y que después amenazan a los recolectores de basura para que no se acerquen a esas calles y que hay bandas que aprovechan la noche para alterar el espacio público.
Asimismo, explicó que son muchos los vecinos que ya no denuncian las situaciones sufridas a la policía por miedo, porque creen que no solucionará nada o porque las fuerzas de seguridad no dan una respuesta eficaz.
“Lisboa es una ciudad muy segura, pero esta zona en particular no acompaña a la media, aquí las cosas están mal y hace falta tomar algunas medidas urgentes para volver a controlar la situación”, añadió Coelho, quien pidió una respuesta más rápida de las autoridades.
Señaló también que esta es una situación que afecta a todos y que no proviene de ningún colectivo concreto: “No es un problema de etnias, no es un problema de razas, no es un problema de religiones, no es un problema de orientación sexual, es un problema de todos y todos son víctimas”, insistió.
Ana Monteiro, una vecina de 68 años presente en la reunión, explicó que la han asaltado varias veces en la Mouraria y que la intentaron robar hace un mes, lo que le provoca miedo y hace que evite ciertas calles.
También estaba presente António Loretti, un barrendero que aseguró que es constante en su trabajo limpiar jeringuillas que están tiradas en el suelo, con sangre y sin.
“Hace poco tiempo que empezó a ocurrir mucho más”, aclaró en declaraciones.
Gurnek Sing, de origen indio, tiene desde hace veinte años una tienda de telefonía y un restaurante en este barrio y sufre asaltos “cada mes” en sus establecimientos, que han incluido que le hayan roto los cristales de los escaparates y que le incendiaran la tienda en una ocasión.
Durante la reunión, la Junta municipal pidió que estos barrios sean considerados una “zona crítica”, que se refuerce el control policial, que se instalen cámaras de videovigilancia, que se limiten los horarios de venta de alcohol y que se distribuyan más salas de consumo vigilado de drogas en otros barrios de la ciudad, entre otras medidas.
La Junta Municipal de Santa Maria Maior abarca los barrios de Alfama, Baixa, Castelo, Chiado, Mouraria y Sé, muchos de ellos zonas con una gran cantidad de población residente extranjera y de alojamientos turísticos.