Tiene solo 15 años y ya cuenta con una plaza reservada en la prestigiosa universidad británica de Oxford, donde cursará un doble grado de Matemáticas e Ingeniería Informática, tras haber superado un difícil proceso de selección. Es Miguel Donaire Arcas-Sariot, un adolescente español a quien sus altas capacidades no le impiden llevar una vida normal.
Apasionado de las matemáticas desde pequeño (“Lo recuerdo haciendo pruebas de razonamiento lógico desde que tenía uso de razón”, dice a EFE su madre, María José Arcas-Sariot), este alumno del colegio La Presentación de Granada (sur de España) afronta con “ilusión y un poco de miedo”, aunque también con confianza en sí mismo, esta nueva etapa educativa, elegida y deseada.
Él mismo se encargó de cumplimentar el farragoso proceso burocrático que le permitió presentarse al proceso de selección, consistente en un examen en Madrid en el que obtuvo una puntuación de 96 sobre 100 y en otras cuatro pruebas ‘on line’ en inglés, relató a EFE el propio Miguel durante un descanso entre clases y clase.
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“Fue una sorpresa, no sabía si iba a entrar o no. Me sorprendí bastante”, indica tras explicar que, inicialmente, no lo celebró mucho porque no llegaba a creerse del todo que esa “ilusión” que había albergado durante un tiempo “había salido bien”.
Su afición por las matemáticas le ha llevado a obtener algún que otro título como el de campeón nacional de la Olimpiada Matemática de España, algo que no sorprende dada la “extremada inteligencia” de Miguel, que cursa segundo curso de Bachillerato con adaptación curricular a petición propia (dos cursos por encima del que le correspondería por edad).
Su tutor de adaptación, Eloy López Trescastro, lo advirtió desde el principio: “Era capaz de deducir fórmulas mientras yo las explicaba en la pizarra a un nivel bastante avanzado”. El profesor lo define como un alumno con una capacidad de adaptación y “una madurez tremenda, no solo en el ámbito académico, sino también en lo personal”, según comenta.
Pese a todo, Miguel lleva una vida normal, y sus aficiones se reparten entre el gimnasio y deportes como el voleibol, los videojuegos y los juegos de mesa con amigos.
Para él, las matemáticas siempre han sido un reto: “Es algo que me ha gustado siempre, así que lo tenía bastante claro. Aunque me he desviado un poco también por la física, las matemáticas y la informática ha sido lo que siempre me ha gustado”.
El haber pasado por varias clases a raíz de los cambios de curso le ha permitido hacer amistades: “De cada clase se van quedando amigos y otra gente que vas conociendo, por lo que al final conozco a mucha gente”, afirma.
Aún le quedan un par de meses para acabar el Bachillerato (antes de irse a Oxford hará también la prueba española de acceso a la universidad, por si decidiera regresar a España). Su marcha le genera algún “miedo” por los cambios, pero a la vez se ve “bastante seguro” de sí mismo.
Su madre, que lo define como una persona “buena, noble y sencilla”, cuenta que intentaron retrasar su decisión de avanzar de curso: “Nosotros intentamos siempre retrasarlo para que viva su infancia de la forma más prolongada posible. Pensamos que no hay que correr y que le dure su etapa de niño es lo mejor para él, pero llegó un momento en él que nos lo pidió”.
En casa, la afición por las matemáticas no es nueva, su hermana ya estudia el doble grado en Matemáticas y Física en la Universidad de Granada.
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