Algunas zonas de la Unión Europea, ya resecas, podrían sufrir tres meses más de condiciones más calurosas y secas a medida que Europa se enfrenta a una sequía considerable que ha alimentado incendios forestales, secado ríos y devastado cosechas, advierte el bloque en un informe.
“Es probable que se produzcan condiciones más cálidas y secas de lo habitual en la región euromediterránea occidental en los próximos meses hasta noviembre de 2022″, especialmente en España y Portugal, alertó el programa Copernicus de la UE en su informe de agosto.
Casi la mitad de las 27 naciones de la UE está bajo alerta de sequía y las condiciones están empeorando en Alemania, Bélgica, España, Francia, Holanda, Hungría, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal y Rumania. El informe señaló además el aumento de los peligros de sequía fuera de la UE, como en Gran Bretaña, Serbia, Ucrania y Moldavia.
Copernicus agregó que la escasez de lluvia y una secuencia de olas de calor desde mayo han provocado condiciones secas y niveles más bajos de los ríos. Eso, a su vez, ha afectado al sector energético, privando de agua a las centrales hidroeléctricas y de otro tipo. El agua es un elemento clave en la generación de energía y un líquido refrigerante.
La escasez de agua y el estrés por calor también están reduciendo el rendimiento de los cultivos europeos, siendo el maíz, la soya y el girasol los más afectados. Las lluvias recientes en agosto han ayudado a algunas regiones, pero las cosechas en otras zonas han sido golpeadas por tormentas eléctricas.
El reporte se difundió en momentos que los expertos dicen podrían ser los de la peor sequía del continente en 500 años. Se han registrado pocas lluvias significativas durante casi dos meses, pero Europa no está sola. También se han reportado condiciones de sequía en el este de África, el oeste de Estados Unidos y el norte de México.
El clima está exacerbando las condiciones geográficas, ya que las temperaturas más altas aceleran la evaporación, las plantas sedientas absorben más humedad y la reducción de las nevadas en el invierno limita el suministro de agua dulce disponible para riego durante el verano.