Michel López, un empresario cubano de 41 años, pasó la noche en una acera de La Habana Vieja haciendo fila para comprar un paquete económico de pollo que podría alimentar a su familia durante varios días. Su vida sería más fácil si ganara en dólares.
Los cubanos con acceso a divisas, mediante el turismo o las remesas, pueden comprar de todo, desde pañales hasta refrigeradores y repuestos para automóviles, en tiendas de dólar bien surtidas aunque más caras, conocidas como “tiendas MLC” en Cuba.
El resto de los cubanos que no poseen divisas deben esperar en filas en mercados básicos que aceptan los pagos en moneda nacional: el peso cubano.
“Estoy aquí desde la medianoche y todavía no he comprado”, dijo López, al señalar no tener otra opción sin acceso a dólares. “Es una locura”, apuntó.
El gobierno cubano, con problemas de liquidez, sostiene que las tiendas “MLC”, o moneda fuerte, son necesarias para recaudar divisas extranjeras que tanto se necesitan para importar alimentos y financiar programas sociales en tiempos de crisis.
Sin embargo, estas tiendas abren cada vez más una brecha entre los cubanos, avivando el enfado en un país socialista que durante mucho tiempo se enorgulleció de la igualdad.
Durante las manifestaciones antigubernamentales en julio del año pasado en varios sitios del país, las mayores desde la revolución de Fidel Castro en 1959, los cubanos arrojaron piedras a las tiendas MLC y, en varios casos, las saquearon, gritando “Abajo las tiendas del MLC”.
“Las tiendas constituyen una muestra palpable de desigualdad”, afirmó el economista cubano David Pajón. “Son una fuente de malestar en la población”, añadió.
Las tiendas que venden en dólares se reactivaron en el 2019 después de una pausa de 15 años, pero la situación económica esta vez es diferente, indicó Pajón y otros dos economistas consultados por Reuters.
Para hacer las compras, los cubanos usan tarjetas especiales cargadas con moneda extranjera para adquirir bienes marcados en dólares. Pero una industria turística afectada por la pandemia y las sanciones de Estados Unidos que restringen las remesas, han hecho que sea difícil conseguir dólares.
Esa situación deja a muchos sin otra opción que el mercado negro, sostiene el economista cubano Oscar Fernández. Muchos productos básicos, desde leche en polvo y aceite de cocina hasta papel higiénico, con frecuencia sólo se pueden encontrar en moneda fuerte.
El gobierno no vende dólares en bancos ni casas de cambio. Y los cubanos que cambian pesos por dólares en el mercado negro enfrentan penas de prisión de hasta cinco años.
“Si yo tengo ingresos en pesos, y quiero ir a una tienda en MLC, no tengo forma, está prohibido para mí, es ilegal para mí. Eso es una fuente de discriminación muy fuerte”, dijo Fernández.
El gobierno cubano no respondió a una solicitud de comentarios sobre esta historia.
“Genuina preocupación”
El ministro de Economía, Alejandro Gil, dijo en febrero que entendía la “genuina preocupación” de los cubanos por las tiendas en MLC, pero advirtió que la alternativa era peor.
Las tiendas apuntan a capturar remesas del exterior, dijo, y luego usar esa moneda fuerte para comprar bienes muy necesarios, desde combustible hasta alimentos que se venden a precios reducidos en las tiendas de pesos.
“Nosotros comprendemos la genuina preocupación de personas revolucionarias que consideran que no somos completamente justos, pedimos comprensión, en este minuto es una tabla de salvación”, declaró Gil en la televisión estatal.
El año pasado, unos US$ 300 millones recaudados de las tiendas de divisas se utilizaron para comprar productos para las tiendas de pesos, dijo Gil. Este año, Cuba espera que el 23% de las ventas en moneda fuerte ayude a subsidiar aproximadamente el 77% de las ventas en pesos.
Las tiendas de dólar, gran parte operadas por empresas supervisadas por el ejército cubano y que están en una lista negra de Washington, se han convertido en un imán para los pocos cubanos con dólares del turismo o remesas para gastar.
Economistas sostienen que eso podría complicar los esfuerzos del gobierno del presidente estadounidense Joe Biden para desarrollar una forma de enviar remesas a los cubanos y mantener el dinero alejado de las empresas incluidas en la lista negra.
“¿Cómo no van a gastarse en las instituciones del Estado las remesas que llegan al pueblo cubano?”, advirtió el economista Fernández. “¿El (gobierno de Estados Unidos) va a montar una tienda en la embajada americana, para que los cubanos puedan ir allí a comprar un aire acondicionado?”, añadió.
Un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos dijo a Reuters que el Gobierno sigue sopesando alternativas a las restricciones de remesas impuestas por Donald Trump.
“El Gobierno alienta las vías para las remesas que benefician directamente al pueblo cubano y evitan -en la medida de lo posible- los beneficios para el régimen y sus servicios militares y de seguridad, en cumplimiento de las regulaciones de Estados Unidos”, sostuvo.