Una mujer frente al logo de Google en un edificio de París. (Foto: ALAIN JOCARD / AFP)
Una mujer frente al logo de Google en un edificio de París. (Foto: ALAIN JOCARD / AFP)

La vista en el Tribunal General de la Unión Europea (UE) sobre la multa de 4,300 millones de euros (US$ 5,000) que la Comisión Europea impuso a Google en el 2018 terminó este viernes, tras cinco días, a la espera de que se dicte la sentencia.

Tras una vista inusualmente larga, la justicia europea deberá decidir sobre un caso que ha supuesto la mayor multa que ha impuesto Bruselas hasta la fecha.

El Ejecutivo comunitario acusa a de haber firmado acuerdos con fabricantes de dispositivos móviles y operadores de redes que le han permitido a través de Android mantener la posición dominante de su motor de búsqueda.

En concreto, la Comisión considera que desde el 2011 fueron ilegales los contratos con los que la compañía obligó a preinstalar en los dispositivos Android el buscador Google Search y el navegador Google Chrome si los fabricantes querían vender los terminales con su tienda de aplicaciones Play Store.

Google compró Android en el 2005 y, desde entonces, se ha encargado de desarrollar las distintas versiones de este sistema de código abierto.

Android no contiene ninguna aplicación preinstalada y, según Google, la mayoría de fabricantes quieren vender sus dispositivos con la Play Store para llegar a más clientes.

Ante el tribunal, defendió que, a cambio de cederles la licencia de Play Store, obliga a los fabricantes a instalar Google Search y Google Chrome para obtener un rédito económico por diseñar un sistema operativo libre.

La Comisión rebatió el argumento, asegurando que la empresa no necesita fijar estas cláusulas porque ya obtiene miles de millones de dólares anualmente con Play Store.

Además, alegó que al tener ya un buscador instalado, los usuarios tienen menos incentivos para descargarse otro de la competencia, hasta el punto que en el 2016, más del 95% de las búsquedas en los dispositivos Android con Search y Chrome se realizaron a través del servicio de Google.

También la Asociación de Consumidores Europeos (BEUC), presente en el juicio, incidió en este argumento.

El comportamiento de los consumidores de ceñirse a lo que se les presenta (por ejemplo, en forma de aplicaciones preinstaladas) es bien conocido por los actores del sector digital”, dijo BEUC en un comunicado.

La empresa, sin embargo, argumentó que a diferencia de lo que defendió la Comisión, Android ha aumentado la competencia, en vez de reducirla.

Según su versión, ha diseñado un software que garantiza a los desarrolladores de aplicaciones móviles rivales que sus apps funcionen en todos los dispositivos Android, independientemente del fabricante.

Una situación que no ocurría a principios del siglo XXI, cuando los desarrolladores tenían que diseñar distintas versiones de una misma app para las diferentes versiones del sistema operativo Symbian que utilizaban fabricantes como Nokia, Ericsson, Samsung o Motorola.

Bruselas acusa también a Google de haber pagado a los fabricantes de dispositivos móviles para que no instalaran buscadores distintos al suyo.

Google se defendió argumentando que solo representaban un 5% de su cuota de mercado, que finalizaron en el 2014, antes de la imposición de la multa y que sus rivales podrían haber firmado contratos similares.

En su investigación, Bruselas estudió también si los dispositivos de Apple suponen una competencia real a los de Android y llegó a la conclusión de que no es así, en parte porque el precio de los primeros es superior al de los segundos y no son accesibles para una parte de los consumidores.

Google asegura que el 89% de los entrevistados durante la investigación respondieron que Apple y Android “compiten intensamente”.

En total, la ha impuesto a Google multas por valor de más de 8,200 millones de euros.

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