Casi nada es tabú para Javier Milei: Pregúntele por el banco central de Argentina y le dirá que es “la peor basura que existe sobre la Tierra”. ¿China? “¿Vos comercializarías con un asesino?”, responderá. ¿La venta de armas y órganos? Deberían ser legalizados.
Pero no se atreva a preguntarle acerca de sus amados “hijos de cuatro patas”, cinco mastines ingleses de 90 kilos que han sido catapultados al imaginario popular esta semana junto con el principal e —improbable— candidato presidencial de Argentina.
Tras una entrevista de dos horas con Bloomberg News el miércoles en Buenos Aires, Milei se negó rotundamente a responder cualquier pregunta sobre los miembros caninos de su familia.
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El soltero de larga data no mostró tal reticencia luego de su sorprendente resultado en las elecciones primarias de Argentina el domingo, cuando los perros fueron de los primeros a quienes agradeció en su discurso de victoria.
“¡Gracias a Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas!” Milei dijo mientras sonreía el domingo por la noche ante un gran aplauso en la sede de su campaña.
Los nombres son referencias a los economistas que han dado forma a la visión ultralibertaria del mundo de Milei: Murray Rothbard, Milton Friedman y Robert Lucas. Conan el bárbaro puede que no sea un economista famoso, pero ciertamente evoca la estética machista que también forma parte de la personalidad de Milei.
El candidato dijo anteriormente que durante un periodo económico complicado sobrevivió solo con pizza para asegurarse de que su primer perro, Conan, tuviera suficiente para comer.
Una biografía reciente titulada El loco: La vida política de Javier Milei y su irrupción en la política argentina, cuenta cómo el candidato clonó a Conan tras su muerte —que ocultó durante años— y afirma que se comunica con el perro a través de un místico.
Milei ha mantenido a los perros en una perrera en las afueras de Buenos Aires durante su campaña, pero diseñó su agenda para poder pasar tiempo con ellos.
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