Con el inicio de la guerra, Rusia reforzó sus capacidades militares en el Mediterráneo oriental, visto como una base de retaguardia para el mar Negro y los combates en Ucrania, advirtieron observadores militares franceses en Grecia.
“Hay actualmente una veintena de barcos rusos en el Mediterráneo. Rusia ha duplicado, incluso triplicado, sus capacidades militares en la zona (destructores, fragatas, submarinos...)”, explica el capitán de barco y oficial de comunicación regional del ejército francés en el Mediterráneo, Thibault Lavernhe.
Este regreso a la zona se ha ido desarrollando progresivamente desde el conflicto en Siria, cuando Moscú empezó a desplegar sus buques en el puerto sirio de Tartús, la única instalación naval permanente de Rusia fuera de los límites de la antigua Unión Soviética.
“La novedad es la expansión hacia el oeste de la presencia rusa. Al norte de Creta, pero también al oeste de Grecia, en el Peloponeso, y al norte del mar Egeo, cerca del mar Negro”, señala el capitán francés, para quien “los barcos rusos se han posicionado para controlar la actividad de las fuerzas aliadas”.
El despliegue de la flota rusa en la zona, que comenzó con la invasión de Ucrania el 24 de febrero, puede servir para enviar refuerzos, soldados y armamento a ese conflicto, pero también para apoyar las operaciones terrestres con disparos de misiles de crucero desde el mar, según los analistas.
Pero no son los únicos en frecuentar esos mares. Los estadounidenses, que se habían retirado del Mediterráneo desde hace una década, han cambiado su táctica.
“Allí donde están los estadounidenses, los rusos también están”, dice el capitán Lavernhe.
“Ucrania ha cambiado la tendencia. Desde la Guerra Fría, esto no se había visto, los estadounidenses firman su gran regreso”, observa el oficial, señalando que “por ejemplo, han enviado desde el océano Atlántico una decena de barcos para vigilar la región mediterránea”.
Un avión de reconocimiento
En la base de la OTAN en Soúda, en la isla de Creta, está estacionado un impresionante avión con una cabina de cristal que permite una visión de 180 grados.
El objetivo es “demostrar a los rusos que el Mediterráneo oriental es un espacio de maniobra de los aliados de la OTAN”, dice el capitán de corbeta Johann, que no da su apellido por motivos de seguridad.
Construido por la empresa francesa Dassault, el Atlántico 2, que vuela a solo 30 metros por encima del mar, es ideal para una observación precisa del tráfico marítimo.
El avión está equipado con sensores y radares, una cámara muy eficaz de 3,200 mm, un sistema que detecta los campos magnéticos (útil para localizar submarinos) y un apoyo electrónico para captar los radares de los alrededores.
“El Atlántico 2 sirve sobre todo para establecer una situación de superficie” y “localizar todos los barcos en la zona”, explica Laurent, el coordinador táctico, cerrando con prudencia una carpeta que en su primera página muestra la imagen de un navío de desembarco ruso.
“Podemos establecer de qué nacionalidades son los barcos”, explica, porque “todos los barcos de más de 12 metros deben estar registrados y tener una caja de iluminación detectable”.
“Si no es el caso, los localizamos para ver si se trata de traficantes o de actividades ilegales”, añade.
Todas las informaciones son compartidas con el Estado Mayor francés, pero también con la comandancia de la OTAN.
Voluntad de “desescalada”
“En un marco ofensivo, podemos también guiar el asalto, encontrar los objetivos a atacar, ayudar los aviones caza”, añade el capitán Johann.
“Pero no estamos en una situación de crisis en esta zona, el objetivo es simplemente preservar la seguridad de Europa”, asegura.
El Mediterráneo es una zona estratégica para Europa y la OTAN, puesto que un 65% del suministro energético de la Unión Europea (UE) y un 30% del comercio mundial transitan por aquí. Por ello, posicionarse en la región significa también proteger los intereses económicos occidentales.
Turquía, miembro de la OTAN, ha prohibido el paso a todos los barcos de guerra por el Bósforo y el estrecho de Dardanelos, que conectan el Mediterráneo con el mar Negro que baña Ucrania.
El Atlántico 2 tiene los medios para sobrevolar ese mar, donde no está cerrado el tráfico aéreo. Pero “los aliados no vamos porque nuestra voluntad es una desescalada de las tensiones con Rusia”, indica Johann.
En un mensaje a los ejércitos, el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió “una gran vigilancia y la contención necesaria”.