El “ascensor social” está atascado en varios países industrializados.
En los países de la OCDE hacen falta, en promedio, cinco generaciones para que un descendiente de una familia pobre llegue al nivel de vida medio de su país, estimó la organización este viernes.
“Ya no hay movilidad social en los países de la OCDE: los ingresos, la profesión y el nivel educativo se transmiten de una generación a otra”, resumió la asesora especial de la OCDE, Gabriela Ramos, al presentar el informe a la prensa.
“En promedio, en los países de la OCDE, tomará al menos cinco generaciones para que un niño de una familia de la parte inferior de la escala de ingresos suba a la mitad de ésta”, agregó.
La situación es aún peor en algunos países latinoamericanos, como en Brasil, donde tomaría nueve generaciones y en Colombia, donde la cifra pasa a once.
En Chile, al igual que países como Francia o Alemania, la situación tampoco es gloriosa.
Para estos países, se necesitan seis generaciones para que los descendientes de una familia de la parte inferior de la escala de ingresos, el 10% más bajo, suba hasta un nivel medio de ingresos.
Lo anterior equivale a “180 años”, apuntó Ramos.
En cambio, en Dinamarca y en otros países nórdicos, como Noruega, Finlandia y Suecia, basta con dos o tres generaciones para cambiar la tendencia.
Por su parte, España es uno de los países con mayor movilidad entre generaciones en términos de ingresos, ya que se necesitan cuatro generaciones para que un descendiente de una familia con pocos recursos llegue al nivel de vida medio.
En el ascensor social hay menos movilidad en lo más alto y en lo más bajo.
En promedio, en 16 de los 24 países de la OCDE, apenas 17% de los niños de origen modesto logran subir hasta lo más alto en términos de ingresos cuando llegan a la edad adulta, mientras que 42% de los niños de familias ricas se mantienen.