El presidente estadounidense Joe Biden (izq.) y su homólogo ruso Vladimir Putin no asistirán a la COP29. (EFE / EPA / MIKHAIL METZEL / SPUTNIK / KREMLIN).
El presidente estadounidense Joe Biden (izq.) y su homólogo ruso Vladimir Putin no asistirán a la COP29. (EFE / EPA / MIKHAIL METZEL / SPUTNIK / KREMLIN).

Bakú, capital de Azerbaiyán, acoge a partir de mañana la cumbre climática más importante del calendario, la , con importantes ausencias confirmadas y el objetivo principal de conseguir la necesaria financiación para cumplir los Acuerdos de París y limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 1.5º C.

Pese a las buenas palabras de numerosos líderes mundiales respecto a la necesidad de afrontar los desafíos climáticos y consolidar los trabajos para la conservación del planeta, los intereses políticos, económicos y financieros han cambiado el orden de prioridades respecto a años precedentes y muchos delegarán sus responsabilidades en segundos e incluso terceros espadas.

No estará, por ejemplo, el presidente de los EEUU: ni el saliente, Joe Biden -confirmó que no asistiría por segundo año consecutivo-, ni su sucesor elegido esta misma semana en los comicios presidenciales, -cuyas posiciones críticas respecto a los desafíos ambientales son bien conocidas- por lo que, tras la retirada de John Kerry como líder de la delegación estadounidense en los últimos años, su lugar lo tomará ahora el principal asesor climático en Washington, John Podesta.

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Tampoco asistirá el presidente ruso Vladimir Putin, ausente de numerosos foros internacionales desde que el conflicto que mantienen Rusia y Ucrania desde 2014 se recrudeciera con la invasión rusa de territorio ucraniano en 2022 y, en su lugar, enviará a su primer ministro, Mijail Mishustin.

Ausencias igualmente destacadas serán las del presidente de China, Xi Jinping, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aunque ambos sí estarán en la cumbre del G20 en Río de Janeiro que comienza también la próxima semana.

Entre los principales líderes europeos han confirmado que tampoco irá Úrsula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, ocupada estos días en configurar su gabinete tras renovar el cargo en las elecciones europeas del pasado mes de junio, aunque cabe la posibilidad de ver al eurocomisario de Clima, el neerlandés Wopke Hoekstra.

Tampoco estará el presidente francés, Emmanuel Macron, inmerso en una crisis política y social que no termina de clarificarse, ni el canciller federal alemán, Olaf Scholz, al que esta misma semana le ha estallado en las manos su Gobierno de coalición por las desavenencias presupuestarias con su ya exministro de Finanzas, Christian Lindner, y baraja ya convocar elecciones anticipadas como muy tarde el próximo mes de marzo.

Sí estarán

Quien sí viajará a Bakú será el secretario general de la ONU, organismo impulsor de hecho de la Conferencia de las Partes como órgano supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

El portugués António Guterres, lanzaba el pasado jueves un llamamiento dramático en la línea de sus últimos mensajes sobre este tema al afirmar que “la catástrofe climática está golpeando la salud, ampliando las desigualdades, dañando el desarrollo sostenible y sacudiendo los cimientos de la paz”.

Entre el centenar de jefes de Estado y de Gobierno que han confirmado también su presencia está el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha adelantado al lunes la reunión del Consejo de Ministros para intervenir el martes 12 en el plenario de la COP.

La complicada situación que se vive en el Levante español ha llevado a Sánchez a cancelar su presencia en diversas citas internacionales, incluida la Cumbre Iberoamericana en Ecuador el 14 y 15 de noviembre, pero ha mantenido el viaje a Bakú por ser el “principal foro multilateral donde se adoptan decisiones a nivel global en la lucha contra el cambio climático” que el jefe del ejecutivo español vinculó desde el primer momento con la dana que ha causado más de 200 muertos, un número indeterminado de desaparecidos y gravísimos daños económicos.

También estará el laborista británico Keir Starmer, que se estrenó como primer ministro del Reino Unido tras ganar las elecciones a primeros de julio de este año, afrontando una complicada situación política, económica y social en su país.

La cumbre de las finanzas

En todo caso, los analistas internacionales no esperan grandes avances en una cumbre “de transición” con vistas a la del año próximo en Brasil y que ha sido apodada ya en diversos medios como “la COP de las finanzas” porque el principal objetivo será lograr el consenso para alcanzar el Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado: es decir, quién, cuánto y cómo aporta la financiación necesaria para pagar las medidas contra el cambio climático a partir de 2025.

Estos fondos salen del bolsillo de los países “ricos”, considerados “responsables históricos” de la contaminación ambiental a nivel global, con destino a las economías de los países más vulnerables y la idea es superar en Bakú la cifra de 100.000 millones de dólares anuales fijados desde el Acuerdo de París, aunque esa cantidad nunca se ha conseguido hasta el momento.

Otros conceptos de los que habrá que estar pendientes son los relacionados con la regulación de los mercados de carbono para comprar y vender derechos de emisiones de CO2, el Fondo de Pérdidas y Daños de apoyo a los países más necesitados y las medidas concretas para sustituir progresivamente los combustibles fósiles por las energías renovables.

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