11 de enero de 2021, donde se observa a Araceli Ramírez, quien abraza un oso fabricado con una prenda de su fallecido padre a causa de la covid-19, en Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua. (Foto: EFE/Luis Torres)
11 de enero de 2021, donde se observa a Araceli Ramírez, quien abraza un oso fabricado con una prenda de su fallecido padre a causa de la covid-19, en Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua. (Foto: EFE/Luis Torres)

La mexicana Araceli Ramírez abraza con emoción un oso de peluche hecho con ropa de su difunto padre, fallecido por la covid-19. A través de estos objetos confeccionados por la costurera Eréndira, decenas de familiares de muertos por el hacen su duelo en la fronteriza Ciudad Juárez.

“Cuando mi padre murió, no tuve la oportunidad de un duelo normal, no lo pude velar y me faltaba algo de él”, dijo Araceli Ramírez, quien perdió a su progenitor por la enfermedad causada por el SARS-CoV-2 hace dos meses.

Ante esta situación de dolor por la pérdida de su familiar, la mujer, de 50 años, fue con un terapeuta que le sugirió tener cerca un objeto que le recordara a su padre.

En su búsqueda, Araceli descubrió a través de Facebook a Eréndira Guerrero, una costurera que además de las confecciones y arreglos de siempre, hoy elabora osos, muñecas y cojines con la ropa de seres queridos que perdieron la vida.

Por esta necesidad emocional, Araceli no dudó en encargarle un oso de peluche, de unos cuarenta centímetros de altura con estampado de cuadros y de colores grises y azules.

Y según explicó, desde que adquirió este objeto hecho con prendas de su padre, se siente mejor anímicamente. “Muchas gracias a quien hace estos osos. Aunque para ella es un negocio, es un alivio para quienes vivimos este dolor”, remarcó.

Se observa a la costurera Eréndida Guerrero, quien confecciona osos, muñecas y cojines con la ropa de seres queridos que perdieron la vida en su mayoría por la covid-19, en ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua. (Foto: EFE/Luis Torres)
Se observa a la costurera Eréndida Guerrero, quien confecciona osos, muñecas y cojines con la ropa de seres queridos que perdieron la vida en su mayoría por la covid-19, en ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua. (Foto: EFE/Luis Torres)

Explicó que a ella este oso le da serenidad, pero no significa que piense que sustituye a su papá. “No pienso que estoy con mi padre, ni estoy intentando regresarlo. Sé que Dios se lo llevó y está en un mejor lugar, pero trato de despedirme de él”, dijo emocionada.

suma al momento casi 1.6 millones de casos de coronavirus y 137,916 fallecidos. En los últimos días ha registrado cifras récords de contagios y decesos que colocan al país como el cuarto a nivel mundial por número de muertos y el decimotercer por número de casos.

Ciudad Juárez, una urbe de unos 2.5 millones de habitantes fronteriza con Estados Unidos y fuertemente industrializada, registra desde el comienzo de la pandemia más de 27,000 casos y casi 2,500 defunciones.

BONITO Y TERAPÉUTICO

Eréndira Guerrero combina sus labores en el hogar con el cuidado de sus hijos y la costura.

Con el arribo de la pandemia del coronavirus a México -cuyo primer caso se detectó oficialmente el 28 de febrero- la mujer empezó a confeccionar estas prendas con el fin de subsanar, en la medida de lo posible, el vacío emocional que deja decir adiós a un ser querido.

“Me dicen los clientes ‘hazme un osito’ de una forma fría y seca, pero cuando se les entrega el resultado” se refleja la tristeza y fragilidad en sus ojos, contó a Efe la artesana, quien explicó que tomó la idea de otra costurera de Estados Unidos.

Explicó que sus clientes toman el muñeco con el mismo cuidado que a un bebé.

Los peluches nos invitan a tener “gestos de ternura”, pero “como adultos nos olvidamos a veces de la inocencia guardada y compasión hacia los demás”, afirmó.

Los muñecos se confeccionan en todo tipo de materiales, desde algodón hasta telas más gruesas, y el fin último es que sus clientes sientan que sus allegados fallecidos están a su lado.

“Hay quienes incluso necesitan despertar con su ser querido y ante la ausencia toman el muñeco y lo sienten a su lado, tienen paz”, concluyó la costurera.