Señalización fuera de la sala de exhibición de Tesla|Monterrey en San Pedro Garza García, estado de Nuevo León, México, el martes 7 de marzo de 2023. (Fotógrafo: Mauricio Palos/Bloomberg)
Señalización fuera de la sala de exhibición de Tesla|Monterrey en San Pedro Garza García, estado de Nuevo León, México, el martes 7 de marzo de 2023. (Fotógrafo: Mauricio Palos/Bloomberg)

El gobernador Samuel García vive entre dos grandes noticias: el nacimiento de su hija y la llegada de Tesla a su estado, Nuevo León, en el norte de México cerca de Estados Unidos, una zona impulsada por industrias que prefieren ahora producir en América en lugar de Asia.

La producción de autos eléctricos en la “giga factory” cerca de Monterrey, capital estatal, podría iniciarse en “enero próximo”, dice el gobernante a la AFP horas antes de ir al hospital para el parto.

García, de 35 años y asiduo de las redes sociales junto con su esposa, lo mismo sube a Instagram un video del nacimiento de su hija que su foto con Elon Musk, el multimillonario dueño de Tesla.

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Diez días después de que se anunciara la inversión de Tesla, que según el gobierno mexicano será de unos US$ 5,000 millones, la firma concretaba la compra de terrenos en la carretera que conduce a Saltillo, capital del vecino estado de Coahuila.

Creo que es un terreno enorme donde van a hacer la planta más grande del mundo (...). Por lo que yo sé, son mas de 1,600 hectáreas”, explica.

Con la llegada de Tesla, el gobernador, de aspecto juvenil, apuesta por la creación de unos 7,000 empleos directos y entre 40,000 y 50,000 indirectos en Monterrey, situada a 200 km de la frontera con Texas y a unos 600 km de Austin, sede de la firma.

Tenemos unas 30 empresas proveedoras de Tesla que de noviembre a febrero ya se vinieron por acá”, dice, poniendo como ejemplo el fabricante de ordenadores Quanta

Esta empresa taiwanesa, que produce los “cerebros” de los autos eléctricos, se instaló en diciembre de 2021 y en poco más de un año ha reclutado a unas 2,500 personas.

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Es una locura”, comenta un directivo de la empresa que se alegra de que pronto tendrá cerca a su socio de Tesla en vez de en Austin.

El francés Saint-Gobain (parabrisas) tiene fábrica, y próximamente la tendrá Faurecia (asientos), cerca de Monterrey, donde en diciembre de 2021 Francia abrió un consulado general, su primero en diez años en el mundo.

Las organizaciones civiles atemperan sin embargo la euforia de las élites de Nuevo León, estado industrial de 5,7 millones de habitantes que en 2022 se vio afectado por una sequía inédita y cuyas nubes de contaminantes a menudo alcanzan las montañas que rodean la capital.

El estado tendrá que ser capaz de responder “en un tiempo récord” a la demanda “de vivienda, agua, transporte, salud y educación”, advierte Sandrine Molinard, directora general de la organización Consejo Cívico, al anticipar un boom demográfico.

Nearshoring

El “efecto Tesla” y el nuevo entorno mundial se hacen sentir a varios cientos de kilómetros al noroeste de Monterrey, en Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos.

Esa localidad del estado de Chihuahua es la cuna de las “maquiladoras”, fábricas de firmas extranjeras que utilizan mano de obra mexicana para armar distintos productos que se exportan a Estados Unidos.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China, el covid y la paralización del comercio, la relocalización de líneas de producción, los planes del presidente Joe Biden de apoyar la economía estadounidense: todo ha contribuido a dar un segundo aire a las entre 300 y 350 maquiladoras de Ciudad Juárez, según cifras de actores locales.

Es un boom”, resume Iván Pérez, director general de desarrollo económico municipal, a quien le preocupa la penuria de mano de obra. “Hay un déficit de cerca de 30,000 personas”.

Se están construyendo nuevos almacenes en los “parques industriales” establecidos a lo largo del muro fronterizo que impide el acceso a El Paso, la vecina ciudad estadounidense, tan cerca y a la vez tan lejos para los migrantes varados en Ciudad Juárez.

Cuatro empresas de Taiwán -entre ellas Foxconn, contratista de Apple, o Pegatron, proveedor de Tesla- “están construyendo 70,000 metros cuadrados de edificio”, explica el arquitecto y desarrollador de naves industriales Jorge Bermúdez, hijo de uno de los pioneros de las maquiladoras en los años 1960.

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En veinte años nunca había visto que la disponibilidad estuviera por debajo de 5% de la superficie disponible”, confirma Eduardo Cinco, consultor inmobiliario para empresas que buscan terrenos.

Ese nuevo boom, denominado por los especialistas “nearshoring”, responde a la necesidad de grandes corporaciones de acercar sus centros de producción a los clientes principales.

Pero esta tendencia no complace del todo a un joven industrial, Jesús Manuel Salayandia, presidente saliente de la sección local de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación.

En 60 años de industria maquiladora en Ciudad Juárez y el norte del país, “no se ha dado una verdadera transferencia tecnológica” en beneficio del desarrollo industrial de México, lamenta.