Claudia Sheinbaum, la presidenta electa de México, tuvo un comienzo difícil con los inversionistas. Tras la aplastante victoria de su partido, cuanto más hablaba —exponiendo los planes para reformar el sistema judicial y hacer que los jueces sean elegidos por voto popular—, más inversionistas se deshacían de activos mexicanos. En el último mes, el peso fue la moneda de peor desempeño en el mundo con una caída del 8%.
Sin embargo, la semana pasada, 18 días después de las elecciones, Sheinbaum logró su primera clara victoria ante los mercados. El peso mexicano repuntó el jueves cuando nombró a Marcelo Ebrard, un hábil operador de política exterior, al frente de la Secretaría de Economía. Desde entonces, la divisa se ha fortalecido cerca de un 2%.
Para los inversionistas, la decisión reveló un lado astuto y pragmático de Sheinbaum, quien estuvo dispuesta a dejar de lado su propia historia con Ebrard (los dos habían sido rivales acérrimos durante la batalla del año pasado por la nominación del partido a la presidencia) para asegurarse de tener un operador capacitado en uno de los cargos más importantes del gabinete de México.
Los observadores de México desde hace tiempo advierten que habrá que conocerse el equipo completo de Sheinbaum (se espera que lleguen más nominaciones clave el jueves), pero al menos por un día, se sintieron alentados por una medida que, según dicen, podría augurar un futuro más centrista. y un enfoque menos conflictivo en la formulación de políticas.
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“Tiene gente competente en puestos sénior y gente con mucha experiencia”, dijo Duncan Wood, vicepresidente de Estrategia y Nuevas Iniciativas del Wilson Center. “Si planea hacer algo en la segunda vuelta que refleje los elementos más radicales de su partido, entonces bajará el tono”.
Otros puestos clave del gabinete anunciados la semana pasada —incluido el exembajador de las Naciones Unidas Juan Ramón de la Fuente como canciller, la bióloga Rosaura Ruiz como jefa de Ciencia e Innovación, y la actual miembro del gabinete Alicia Bárcena al frente de la Secretaría del Medio Ambiente— también sugirieren que los miembros más acérrimos del partido gobernante Morena, fundado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, no se están saliendo con la suya del todo. Aun así, es un gabinete que no está hecho para irritar a nadie.
Al menos por ahora, el gabinete de Sheinbaum parece más técnico y no está poblado por las figuras más ideológicas de Morena. Eso aún podría cambiar si AMLO, quien probablemente seguirá ejerciendo influencia en la política nacional, la presiona para recompensar con puestos gubernamentales a quienes le han sido leales. El nombramiento de Bárcena, quien se desempeñó como secretaria de Relaciones Exteriores, fue visto como un reconocimiento a los méritos del gabinete que había armado el presidente, incluso si se le asignó un cargo menos prominente que el que había ocupado antes.
Los inversores prestan especial atención al futuro secretario de Energía y al director general de Petróleos Mexicanos, la petrolera estatal cuya abultada deuda ha pesado sobre las finanzas públicas durante todo el mandato de AMLO. Otros puestos clave son el de secretario de Gobernación, cuya función incluye servir de enlace con el Congreso en un momento en que el Gobierno busca impulsar reformas, y el del director de la empresa estatal de energía, la Comisión Federal de Electricidad.
Sheinbaum también necesitará contemplar las diferentes facciones que actualmente conforman Morena si quiere tomar las riendas del partido. Desde su fundación en 2011, Morena ha ido incorporando a políticos de diversas tendencias, convirtiéndose en un grupo ideológico amorfo que se ha mantenido unido gracias a la habilidad y el liderazgo de López Obrador.
El rostro de México en el exterior
Desde su aplastante victoria el 2 de junio, Sheinbaum ha estado caminando sobre una delgada línea entre intentar asegurar a los inversionistas que su Administración se basará en una gestión económica y una gobernanza sólidas, sin renunciar a las reformas políticas que AMLO había propuesto y por las que ella hizo campaña. Ha añadido algunas de sus propias enmiendas a la lista de propuestas, pero fundamentalmente buscó demostrar que mantiene la marca del presidente.
Esa estrategia fracasó una y otra vez hasta que decidió comenzar los anuncios de su gabinete con las posiciones que más importan para inversionistas internacionales, que se han mostrado ansiosos por ver qué papel tendrá la inversión privada bajo la presidencia de Sheinbaum. Las relaciones de México con Estados Unidos y otros socios comerciales importantes también están en juego.
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Ebrard, en ese contexto, fue una elección particularmente inteligente. Como secretario de Relaciones Exteriores de AMLO, quien evitó los viajes internacionales para centrarse principalmente en cuestiones internas, Ebrard se convirtió en la cara de México en foros internacionales, representando al país en las cumbres del Grupo de los 20, así como en las negociaciones con Estados Unidos.
“Trabajó en algunos de los momentos más desafiantes de la Administración Trump y luego, obviamente, trabajó muy de cerca con la Administración Biden”, dijo Kimberly Breier, ex subsecretaria de Estado de Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental. “Veo que este primer tramo de nombramientos de gabinete se debe, al menos en parte, a intentar mostrar una cara constructiva en puestos clave que serán importantes para inversionistas internacionales”.
Además, a pesar de ser miembro de Morena desde 2018, su estilo nunca llegó a igualar al de AMLO. Mientras que el presidente insistía en volar en clase económica para mostrar su compromiso con la austeridad, Ebrard a menudo volaba en primera clase. Después de competir y perder la nominación presidencial de Morena ante Sheinbaum, denunció irregularidades en el proceso, lo que llevó a muchos a creer que abandonaría el partido.
Pero fue como si nada hubiera pasado cuando se unió a la presidenta electa en el escenario para ser anunciado como secretario de Economía. Ella le entregó el micrófono.
“Tenemos todas las posibilidades que nos dan los acuerdos comerciales que tenemos, el crecimiento de México como socio principal de Estados Unidos de América; vendrá la renovación del tratado que tenemos tanto con Estados Unidos y Canadá, otra de las tareas que debemos conducir para cumplir las instrucciones de la doctora Sheinbaum”, dijo.
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