Es una paradoja: la ola de calor que ha azotado a México en las últimas semanas ha sido una gran bendición para la industria de bebidas del país, en particular para los productores de cerveza, ya que los consumidores sedientos buscan consuelo de las temperaturas récord. Al mismo tiempo, las condiciones de casi sequía suponen un enorme reto para la industria en México, ya que las reservas de agua son cada vez más escasas.
Los 32 estados mexicanos registraron temperaturas de al menos 30 °C esta semana, y se espera que nueve superen los 45 °C, según el servicio meteorológico del país. La ola de calor agrava la recurrente escasez de agua: México ha recibido un 30% menos de lluvia en lo que va de año y casi dos tercios de sus embalses están por debajo de la mitad de su capacidad, según la Comisión Nacional del Agua.
Mientras tanto, la industria cervecera también bate récords. Gracias a marcas como Corona y Dos Equis, México se ha consolidado como el mayor exportador de cerveza del mundo, con envíos por valor de más de US$ 6,000 millones el año pasado, según cifras del banco central. Esto supone un 7.3% más que en 2021 y casi triplica el valor de los envíos de hace una década.
México ha sabido posicionar estratégicamente sus cervezas de apariencia artesanal y veraniegas en el mercado mundial. El mes pasado, Modelo Especial, de Constellation Brands Inc., se convirtió en la cerveza más vendida en Estados Unidos, destronando a Bud Light en medio de cambios en los gustos de los consumidores (y una reacción mediática contra la marca estadounidense).
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El actual clima cálido provocó un aumento del 80% en las ventas de cerveza en México entre mayo y junio, según estimaciones de una asociación de pequeños minoristas.
Sin embargo, la escasez de agua es un reto logístico y una pesadilla de relaciones públicas para el sector. Durante la sequía histórica del año pasado en el norte de México, cuando el agua tuvo que racionarse durante meses en la ciudad de Monterrey, los grandes usuarios industriales recibieron sus raciones mientras que los ciudadanos de a pie tenían que hacer fila para recibir las raciones proporcionadas por el gobierno. Las cerveceras y otras empresas se vieron obligadas a ceder parte de sus excedentes de agua para apaciguar el escándalo.
La falta de agua también explica la cancelación en 2021 de un enorme proyecto de fábrica de cerveza de Constellation Brands en Mexicali, en el estado de Baja California, fronterizo con Estados Unidos.
Después de que el proyecto fuera rechazado en un referéndum local debido a la preocupación por el suministro de agua de la región, la empresa anunció la construcción de una planta en el estado de Veracruz, donde el agua es abundante.
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No es una tendencia, pero podría ser el inicio de un desplazamiento de la producción del norte al sur de México, lo que aumentaría los costos de exportación al rentable mercado estadounidense. Las regiones norte, centro y noreste de México representan el 78% del territorio del país y el 77% de su población, pero sólo disponen de un tercio del agua renovable del país. Los otros dos tercios se encuentran en el sureste de México, donde sólo reside el 23% de la población.
Esto puede ayudar a entender por qué, en el punto álgido de la crisis del año pasado, el Presidente Andrés Manuel López Obrador amenazó con detener la producción de cerveza en el norte de México. Afortunadamente, el tiempo mejoró y el presidente nunca cumplió su ultimátum. La actual situación meteorológica podría reiniciar ese debate.
La escasez de agua es común más allá de México, por supuesto, y la sequía afecta no sólo a la industria cervecera. A principios de mes, Diageo Plc, la mayor empresa de bebidas espirituosas del mundo, advirtió que el cambio climático va a hacer que el agua escasee y que el año pasado la empresa tenía 43 centros en zonas con escasez de agua.
Pero si México quiere mantener su posición como exportador líder de cerveza en el mundo, la industria va a tener que abordar estos problemas, y pronto.
Por Juan Pablo Spinetto
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