El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) necesita “distensión” para “restablecer la moral” puertas adentro y volver a su origen con “una visión muy integral” del desarrollo centrada en la pobreza, la desigualdad y el cambio climático, afirma el candidato de México a presidirlo, Gerardo Esquivel.
Este miembro de la junta de gobierno del banco central de México (Banxico), de 56 años, compite con candidatos de Brasil, Argentina, Chile y Trinidad y Tobago por la presidencia de la institución, que se decidirá el domingo.
El BID, fundado en 1959, atiende una amplia gama de temas, pero debe hacerse con “una visión muy integral del desarrollo” porque “es una institución que va mucho más allá de financiar y promover el crecimiento económico”, declara a la AFP.
Los beneficios del desarrollo deben distribuirse “de una manera más equitativa”, con un enfoque medioambiental, de equidad racial y “una visión mucho más de liderazgo, más integral”.
Para Esquivel esto es crucial en el contexto actual, tras la pandemia y ante la inflación provocada por la guerra en Ucrania.
Siempre que hay una crisis muy profunda como la pandemia, que afectó sobre todo a los pobres, se generan efectos de cicatrización que tardan en resolverse y los países tienen mayores niveles de deuda y demandas sociales, explica.
Por eso, más que nunca, una institución como el BID “se vuelve relevante al identificar las áreas de oportunidad” y “políticas orientadas a reducir los costos de cicatrización”, dice. La institución nació con esta misión y “es lo que hay que mantener vivo”.
Para llevar a cabo su misión el banco tiene dos ventanillas, una pública, con más recursos, y otra privada, conocida como BID invest.
“Lo más importante en este momento para mí es evaluar el uso de los recursos” de la ventanilla pública, porque “de nada sirve tener muchos más” si el impacto es bajo, afirma, aclarando que no se opone a ampliarlos.
La ventanilla privada “requiere posiblemente más recursos si queremos que a la larga tenga un impacto real en la región”, que es muy heterogénea.
Los recursos se deben centrar, según él, en cuestiones como la pobreza, la desigualdad, la igualdad de género y el cambio climático, con cierta “flexibilidad” para adaptarse a las necesidades de cada zona.
Tampoco conviene perder de vista, dice, las reformas fomentadas por el directorio y enfocadas a “una mayor transparencia”.
El capital humano
Esquivel considera prioritario abordar otro problema, a la interna del banco, tras la destitución del anterior presidente, el estadounidense Mauricio Claver-Carone, por haber dispensado un trato de favor a una subalterna con la que mantenía una relación sentimental.
Tras hablar con empleados del banco, Esquivel ha llegado a la conclusión de que “es evidente que hay un problema de interlocución” entre el equipo administrativo previo y el directorio.
Para remediarlo, propone “diálogo y respeto para escuchar las distintas posiciones sin necesidad de generar confrontaciones innecesarias, que afectaron a la institución en el sentido de que se estaba distrayendo de su mandato más importante y también a la moral de los trabajadores”.
Apuesta por “un proceso de distensión” para “tratar de restablecer la moral y el prestigio de la institución”. “No podemos obviar que hay un deterioro en esa imagen, ha habido pérdida de capital humano”, sostuvo.
De cara al domingo, Esquivel confía en que su trayectoria profesional, centrada en los temas de desarrollo, son una baza a su favor, pero se toma su candidatura con deportividad, y pide que salga elegido el candidato “más adecuado” para la región.
En cualquier caso se alegra de que el timón del BID vuelva a manos de un latinoamericano, como siempre estuvo hasta la llegada del estadounidense.
“El arreglo siempre había sido un presidente latinoamericano con participación de Estados Unidos en la gestión del equipo, es un esquema al que ya había que regresar porque ya vimos que los experimentos que se hicieron en el pasado reciente no fueron los idóneos”.