La gestión presidencial argentina del peronista Alberto Fernández será recordada, entre otros maleficios, por una fuerte pérdida de valor del peso y una alocada inflación durante cuatro años, lo que alentó una evidente dolarización de carteras por parte de inversores del mercado financiero doméstico.
Los negocios cambiarios y con activos de Argentina se movían este jueves con selectividad en la última ronda antes del recambio presidencial, ya que el domingo asumirá el libertario Javier Milei luego de un feriado nacional este viernes.
El Gobierno de centroizquierda saliente deja una drástica estadística con un peso oficial devaluado en 83.5% y una inflación en torno al 930% desde diciembre de 2019, al margen de una pobreza cercana al 45%, elevado déficit fiscal y reservas netas del banco central por debajo de los US$ 10,000 millones en rojo.
La gestión de Fernández “perdió por goleada la guerra contra la inflación, el partido desde noviembre de 2019 a noviembre de 2023 terminó 929 a cero. Ninguna de las políticas que llevó a cabo, tanto en el plano fiscal como en el monetario, estuvieron direccionadas a reducir la aceleración de precios”, sostuvo Emilio Prado, economista de la Fundación Libertad y Progreso.
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Agregó que “los déficit fiscales y la emisión descontrolada de dinero fueron una constante en cada año de su Gobierno, sumado a los controles de precios que nunca dieron resultados”.
La moneda oficial cotizaba en este cierre semanal hábil con una caída controlada por el BCRA del 0.14% a 364.1 por dólar, mientras que en la ronda marginal (“blue”) bajaba un 3.54% a 990 unidades, para un mercado que arrastra una firme depreciación del 93% en cuatro años.
Entre ambas cotizaciones, la brecha cambiaria se ubica en un complejo 171.9%.
Se espera que el peso argentino sufra una gran devaluación desde el lunes venidero, reveló un sondeo de Reuters. El tipo de cambio oficial se situaría en 650 por dólar, lo que implica una pérdida potencial del 44%, según la mediana de estimaciones de 13 analistas encuestados del 1 al 5 de diciembre.
Las trabas cambiarias existentes (cepo) lleva a que los importadores tratan de cubrir sus urgencias de diferentes maneras, una demandando escasas divisas al BCRA, entidad que en diciembre acumula ventas por US$ 365 millones.
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La tercera economía de Latinoamérica busca frenar la inflación proyectada al 180% en 2023, esquivar una constante devaluación en su moneda, evitar una recesión inminente, deshacer una serie de controles de capital y reconstruir las golpeadas reservas.
Milei eligió al financista Luis Caputo como su ministro de Economía, y al economista Santiago Bausili para la titularidad del BCRA, a la espera de que hagan pública la estrategia cambiaria y monetaria que tomará la nueva administración política.
“Sería una grata sorpresa que el Gobierno consiga financiamiento internacional para capitalizar el banco central, y lograr menos volatilidad en el precio del dólar, controlar un poco la inflación y tener una tasa de interés que se ubique en niveles sustentables”, afirmó el analista Salvador Di Stefano.
“Caerán muchas regulaciones (cambiarias) que impedían el libre acceso de los agentes económicos a la compra de dólares en el mercado”, afirmó.
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La bolsa porteña anotaba un avance del 0.92% en su índice S&P Merval, para trepar un histórico 352% en el transcurso del 2023, al tiempo que los bonos soberanos ganaban un 1.1% promedio con un riesgo país que descendía a la zona de los 1,891 puntos básicos (1500 GMT).
Una vez más las compras de activos como cobertura cambiaria se direccionaban a los atados a la devaluación y a la inflación como resguardo inversor.
“En nuestro escenario base para 2024, asistiríamos a un proceso de ajuste ‘clásico’ donde la estanflación en el corto plazo debería dar paso a una coyuntura con mejores fundamentals, mayor acceso al financiamiento externo y sostenida reducción de la nominalidad”, señaló la consultora Delphos Investment.
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