Las autoridades talibanas de Afganistán anunciaron este sábado la reanudación de la entrega de pasaportes en Kabul, lo que ofrece una esperanza para aquellos que se sienten amenazados por los islamistas de irse del país.
Miles de afganos buscan también escapar de la crisis económica que amenaza transformarse en una gran crisis humanitaria, en un contexto de interrupción de la ayuda internacional desde la llegada de los talibanes al poder.
“La entrega de pasaportes comenzará mañana (domingo) en tres regiones, incluyendo Kabul”, declaró a la prensa Alam Gul Haqqani, jefe del servicio afgano de pasaportes.
Cerrado desde la llegada al poder de los talibanes a mediados de agosto, el servicio reabrió brevemente en octubre, pero el flujo de demandas provocó problemas técnicos, lo que obligó a los talibanes a interrumpir las entregas al cabo de algunos días.
Todos los problemas técnicos están resueltos, los aparatos biométricos están arreglados”, aseguró el sábado Alam Gul Haqqani, agregando que primero se entregarán pasaportes a aquellos que ya hicieron el pedido.
Las nuevas demandas serán aceptadas a partir del 10 de enero, precisó.
Muchos afganos que querían ir al vecino Pakistán para recibir tratamiento médico también se vieron bloqueados por la falta de un pasaporte válido.
“Mi madre tiene problemas de salud y necesitábamos ir a Pakistán desde hace mucho tiempo, pero no pudimos hacerlo”, dijo a la AFP Jamshid, que como muchos afganos no tiene apellido.
“Estamos contentos (...) de poder obtener nuestros pasaportes e ir a Pakistán”, añadió.
Llamados a regresar
La reanudación de la entrega de pasaportes constituye una prueba de la buena voluntad de los talibanes, que se comprometieron ante la comunidad internacional a dejar partir a sus compatriotas que así lo deseen.
Según la ONU, Afganistán se enfrenta a “una de las peores catástrofes humanitarias del mundo”, que debería empeorar con el invierno boreal. De su lado, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU advirtió de la llegada de una “avalancha de hambruna”.
Los talibanes reclaman que se desbloqueen los fondos para relanzar la economía y luchar contra el hambre. En Kabul son muchas las personas que tienen que vender sus bienes para alimentarse.
El sábado, el vice ministro de Asuntos Extranjeros del gobierno talibán, Sher Mohammad Abbas Stanikzai, volvió a pedir a los organismos de la ONU que “presionen” a Estados Unidos para que libere los US$ 9,500 millones en reservas del Banco Central afgano que tiene congelados.
También pidió a los afganos que viven en el extranjero regresar al país ahora que la guerra terminó.
“Invitamos y animamos a todo el mundo a regresar a Afganistán, incluso a nuestros oponentes políticos”, dijo durante una recepción en Kabul con motivo del “Día Internacional del Migrante”.
“Pido a Estados Unidos que nos apoye dando a nuestra gente una buena vida aquí en Afganistán en lugar de expulsarla del país”, añadió.
Durante los últimos cuarenta años, más de seis millones de afganos huyeron del país para escapar de la guerra y de las crisis económicas y humanitarias. La mayoría vive en Irán y en Pakistán, estados vecinos.
Hasta ahora, ningún país ha reconocido el gobierno de los islamistas, que tomaron el poder en Afganistán en agosto, tras la salida de las tropas estadounidenses que combatieron a los talibanes durante veinte años.
Los vuelos internacionales, principalmente hacia Dubái y Abu Dabi, se reanudaron en septiembre en el aeropuerto de Kabul.