Mientras que en Nueva York o California las mujeres viven a pocos minutos en vehículo de una clínica donde se practican abortos, en ciertos distritos de los estados de Texas y Florida deben viajar más de 11 horas para llegar a la clínica más cercana, una distancia que afecta especialmente a las latinas, según un estudio divulgado este viernes.
El análisis del ‘Center for American Progress’ (CAP) aseguró que “en los distritos congresionales con una alta proporción de mujeres negras, los tiempos de conducción son casi 30 minutos más largos en promedio, y en los distritos con una mayor proporción de mujeres latinas, tienen que viajar una hora adicional”.
El estudio de esa organización no partidista incluye un mapa que detalla cuánto tiempo le toma a una mujer manejar hasta una clínica de abortos, según el distrito congresional donde vive.
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Muestra que los distritos donde las mujeres deben viajar más lejos para someterse al aborto están concentrados en el sudeste de Texas, en Luisiana, Misisipi y Arkansas.
Las que “tienen que recorrer las distancias más largas para recibir servicios de aborto tienen más probabilidades de vivir en distritos congresionales de ingresos más bajos y poblaciones más diversas”, señaló CAP.
La organización añadió que, ahora que entró en vigor una nueva ley del aborto en Florida que prohíbe la interrupción del embarazo a partir de las seis semanas, muchas mujeres en ese estado “tendrán que manejar largas distancias para recibir el cuidado que necesitan”.
En 49 de los 432 distritos congresionales de Estados Unidos, según el informe, las mujeres tienen que manejar más de cuatro horas para llegar a una clínica de aborto, lo cual implica la pérdida de todo un día de trabajo.
Según CAP, las mujeres de esos distritos ganan miles de dólares menos al año y experimentan una mayor brecha salarial por su género, en comparación con las mujeres que tienen viajes más cortos para recibir ese servicio de salud reproductiva.
“Estas prohibiciones del aborto están generando costos innecesariamente altos y obligan a las mujeres, particularmente a las de bajos ingresos y a las de color, a ausentarse del trabajo”, apuntó Sara Estep, directora de la Iniciativa de Mujeres de CAP y autora del estudio.
Estas mujeres, agregó Estep, pierden “el salario de un día, además de otros costos no médicos relacionados con los viajes para recibir servicios de aborto, como hoteles, gasolina, comida y cuidado infantil, ya que la mayoría de ellas ya son mamás”.