La UE está dispuesta a ofrecer al Reino Unido un acuerdo comercial sin derechos de aduana ni cuotas, pero no desea permitir que se desarrolle a sus puertas una economía desregulada, que le ocasionaría una competencia feroz. (Foto: REUTERS/Hannibal Hanschke)
La UE está dispuesta a ofrecer al Reino Unido un acuerdo comercial sin derechos de aduana ni cuotas, pero no desea permitir que se desarrolle a sus puertas una economía desregulada, que le ocasionaría una competencia feroz. (Foto: REUTERS/Hannibal Hanschke)

Las negociaciones entre la (UE) y el por sus relaciones posBrexit llegaron a un punto crítico ya que el período de transición termina el 31 de diciembre, y al día siguiente Londres saldrá de la unión aduanera.

A continuación, un detalle de los tres obstáculos que hasta ahora impidieron un acuerdo.

Normas de competencia

La UE está dispuesta a ofrecer al Reino Unido un sin derechos de aduana ni cuotas, pero no desea permitir que se desarrolle a sus puertas una economía desregulada, que le ocasionaría una competencia feroz.

Las empresas europeas, por ejemplo, están forzadas a seguir estrictas reglas sobre niveles de contaminación en sus sistemas de producción, y por lo tanto estarían en desventaja en competencia con empresas británicas, en un ambiente de regulación más flexible.

En consecuencia, Bruselas exige que los británicos se comprometan a no reducir su legislación sobre medio ambiente, derechos laborales, transparencia fiscal y ayudas estatales.

La UE también pretende resguardar su derecho de apelar a contramedidas unilaterales e inmediatas, incluyendo aranceles, aún antes de abrir un proceso de solución de controversias comerciales. El Reino Unido se niega rotundamente a esta posibilidad.

Gobernanza

El marco legal de un eventual acuerdo es fundamental para la UE, ya que la confianza quedó seriamente dañada después que Londres intentó reescribir unilateralmente el Acuerdo de Retirada, modificando detalles negociados relativos a controles aduaneros en Irlanda.

Londres y Bruselas podrían acordar un mecanismo de solución de controversias, un tribunal de arbitraje por incumplimientos del acuerdo, como existe en otros tratados comerciales en todo el mundo.

Sin embargo, la UE exige una cláusula que permitiría, en caso de violación de parte del acuerdo, imponer sanciones en un ámbito diferente.

Por ejemplo, si el Reino Unido incumpliera el acuerdo de pesca, la UE podría aplicar aranceles a los automóviles.

Derechos de pesca

Durante décadas barcos pesqueros europeos han hecho capturas en aguas británicas, y Londres pretende cambiar ese mecanismo. La UE desea vincular cualquier entendimiento sobre pesca al acuerdo económico general, idea a la que el Reino Unido se opone.

A pesar de su peso económico relativamente pequeño comparado al total general del intercambio comercial entre las partes, se trata de una cuestión altamente simbólica para la UE, en especial para los países con flota pesquera que actúan en esas aguas (Francia, España, Bélgica, Holanda, Dinamarca e Irlanda).

El Reino Unido, que inició el Brexit alegando la recuperación de su soberanía, desea tener control total de sus aguas y negociar anualmente un límite de cuotas de capturas.

Los países de la UE coinciden en que tendrán que devolver al Reino Unido parte de lo que pescan cada año en sus aguas, pero están lejos de coincidir con Londres en el alcance de esta restitución.

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