La viruela del mono ya era conocida desde hace varias décadas en una decena de países africanos.
La viruela del mono ya era conocida desde hace varias décadas en una decena de países africanos.

¿Cómo se transmite la ? ¿Cuáles son los síntomas específicos de la actual oleada? Tres meses después del inicio de la pandemia, los científicos empiezan a dibujar sus contornos.

Cerca de 28,000 casos han sido confirmados en todo el mundo y ya se han producido las primeras muertes.

El perfil

La viruela del mono ya era conocida desde hace varias décadas en una decena de países africanos.

Pero la actual epidemia presenta numerosas particularidades, empezando por el perfil de los enfermos.

Se trata principalmente de hombres adultos que mantienen relaciones homosexuales, en contraste con lo que sucede en África, donde la enfermedad afecta principalmente a los niños.

En las últimas semanas tres estudios publicados en las principales revistas médicas de referencia -British Medical Journal (BMJ), Lancet y el New England Journal of Medicine (NEJM)-, han descrito el cuadro clínico de la enfermedad, aunque los datos son precoces, obtenidos a partir de algunos centenares de casos.

Los estudios confirman que la práctica totalidad de casos afectan a hombres que mantienen relaciones homosexuales.

¿Cómo se transmite?

La predominancia de ese perfil no es una sorpresa porque ya había sido documentada con la aparición de los primeros casos.

¿La enfermedad se transmite por lo tanto mediante transmisión sexual?

Algunos especialistas de salud pública temen que una respuesta definitiva estigmatice a la comunidad homosexual.

Pero los estudios más recientes son claros. “Nuestro trabajo respalda la idea de que un contacto corporal durante la actividad sexual constituye el mecanismo dominante de transmisión de la viruela del mono” en la epidemia actual, resume el estudio de Lancet, realizado en varios hospitales españoles.

La conclusión se basa en particular sobre el hecho de que la carga viral era mucho más elevada en las lesiones cutáneas de los enfermos, en comparación con la que contenían su aparato respiratorio.

Algunos investigadores habían avanzado la idea de que la transmisión vía aérea desempeñaría igualmente un papel importante en las contaminaciones, pero estos descubrimientos ponen en entredicho esta teoría.

Eso no significa que la enfermedad se transmite a través del esperma. La hipótesis no está excluida, pero las investigaciones actuales no lo han demostrado.

¿Cuáles son los síntomas?

Los tres estudios confirman también que la epidemia actual se distingue por sus síntomas, que “difieren de los que han sido observados en las poblaciones afectadas por epidemias precedentes” en África, explica el estudio del BMJ, que fue realizado en el Reino Unido.

Dos elementos clave de la enfermedad: la fiebre, a veces acompañada de dolores musculares, y lesiones corporales, que se transforman en costras.

Los detalles varían y la cuestión está seguramente vinculada a la transmisión, porque entre los pacientes recientes algunas manifestaciones físicas parecen estar relacionadas con una contaminación durante una relación sexual.

En cada estudio las lesiones se concentran en el ano, el pene y la boca. A ello se añaden complicaciones muy poco observadas hasta ahora: una inflamación del recto o un edema en el pene.

Cerca del 40% de los casos tienen complicaciones, según un estudio de Lancet, mientras que una quinta parte de los pacientes requirieron hospitalización, según la investigación del NEJM.

Según este último estudio “no se ha detectado ninguna complicación grave”.

Los datos que faltan

Aunque estos estudios permiten conocer mejor la enfermedad, subsisten numerosas cuestiones sin respuesta.

La primera es la eficacia de las vacunas. El estudio de Lancet muestra que una parte considerable de los enfermos (18%) había recibido una vacuna antiviruelas, que se supone que protege contra la viruela del mono.

Los pacientes contraen la viruela del mono a veces décadas después de la vacuna, lo que explicaría esa protección inferior.

Finalmente queda por dilucidar si se corren más riesgos cuando el enfermo está aquejado de otra dolencia. Cerca del 40% de los pacientes estudiados por Lancet estaban infectados por el VIH. Pero es imposible saber si hay un vínculo directo o es una simple correlación.