La compañía estadounidense es la última de más de mil empresas internacionales que ya han abandonado el mercado ruso, entre ellas McDonald’s, Nike, Ikea, Google, Apple, IBM, Lego o Renault.
La compañía estadounidense es la última de más de mil empresas internacionales que ya han abandonado el mercado ruso, entre ellas McDonald’s, Nike, Ikea, Google, Apple, IBM, Lego o Renault.

La propietaria estadounidense de las cadenas de comida rápida Kentucky Fried Chicken (KFC) y Pizza Hut abandonará también el mercado ruso, al vender sus negocios en este país, informó Yum! Brands en un comunicado.

El mes pasado, Yum! finalizó la transferencia de la propiedad de todos los activos de la franquicia de Pizza Hut a un operador local”, dijo la empresa con sede en Kentucky.

Explicó que este propietario ruso ha iniciado el proceso para cambiar la marca a una diferente.

A su vez, la compañía de Louisville también se encuentra en “fase avanzada” para traspasar la propiedad de sus restaurantes KFC, el sistema operativo y derechos de franquicia maestra, incluida la red de restaurantes franquiciados a un empresario o a una empresa rusa.

Tras la finalización de la transacción de KFC, ¡Yum! Brands tiene la intención de salir completamente de Rusia”, recalcó.

La empresa anunció el 7 de marzo primero que detenía todas las inversiones y el desarrollo de restaurantes en Rusia, además de redirigir todas las ganancias de sus restaurantes en ese país a esfuerzos humanitarios para paliar los efectos de la intervención bélica rusa en Ucrania.

Un día después informó de la suspensión de las operaciones de sus establecimientos KFC en Rusia y las de Pizza Hut.

La compañía estadounidense es la última de más de mil empresas internacionales que ya han abandonado el mercado ruso, entre ellas McDonald’s, Nike, Ikea, Google, Apple, IBM, Lego o Renault.

La salida de empresas internacionales de Rusia se ha notado ya en el mercado de trabajo, aunque Moscú insiste que los niveles de desempleo son estables con unos 673,000 parados registrados en mayo.

Según dijo el pasado 13 de mayo el ministro ruso de Trabajo y Protección Social, Antón Kotiakov, en total ya son 138,000 los trabajadores que se encuentran de vacaciones forzosas debido al impacto de las sanciones y la retirada de empresas internacionales del mercado ruso.

Además, unos 131,000 empleados se vieron obligados a trabajar a tiempo parcial, agregó.