A partir de este domingo 18 Irán podrá comprar y vender armas gracias al fin del embargo internacional, que Estados Unidos trató de extender sin éxito, pero debido a varios factores es probable que las adquisiciones para modernizar su arsenal sean limitadas.
El presidente iraní, Hasan Rohaní, felicitó esta semana a la población por el levantamiento el 18 de octubre del “opresivo embargo” de armas convencionales, impuesto en el 2007 por el Consejo de Seguridad de la ONU, y “pese a cuatro años de esfuerzos de Estados Unidos” para evitarlo.
La resolución 2231 de la ONU, que validó el acuerdo nuclear del 2015, recogía el término del embargo pero Washington alegó que era peligroso que Irán adquiriera armas o que las pudiera vender a sus aliados en la región de Oriente Medio.
La presión de Estados Unidos no dio sus frutos y el pasado 14 de agosto 13 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad rechazaron la propuesta de que el embargo se prorrogara de manera indefinida, lo que Irán consideró un claro triunfo.
“Los estadounidenses tanto en el embargo económico como en el armamentístico a Irán se enfrentarán de modo determinado al fracaso”, afirmó el influyente mayor general Yahia Rahim Safaví, asesor militar del líder supremo y antiguo comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria.
Autosuficiencia
Safaví subrayó que han conseguido contar con “la capacidad tecnológica y todas las armas y equipamientos para defender no solo en territorio iraní sino alcanzar el mar Mediterráneo, el mar Rojo, el océano Índico y el mar Caspio”.
Irán ha tenido que desarrollar a nivel interno su sector armamentístico desde el triunfo de la Revolución Islámica de 1979, ya que desde entonces siempre ha estado sujeto a algún tipo de sanción o embargo.
En la década de los 80, su equipamiento militar sufrió importantes pérdidas durante la guerra con Irak y fue imposible repararlo o reemplazarlo debido a la ausencia de asistencia y equipos estadounidenses, que formaban la columna vertebral de las Fuerzas Armadas de la época del Shá.
La industria de defensa local empezó a fabricar sus propios tanques, misiles, radares, barcos, aviones de combate y drones, entre otros, aunque en muchos casos se encuentran obsoletos y son copias o nuevas versiones de diseños de otros países.
El ministro de Defensa, Amir Hatamí reconoció recientemente que el avión de combate local Kowsar tiene “similitudes en apariencia con el F-5”, cuya producción comenzó en Estados Unidos en los años 60, pero señaló que ha sido “completamente diseñado y actualizado de manera autóctona”.
Es evidente, no obstante, que las Fuerzas Armadas de Irán quieren y deben modernizarse con apoyo externo y, aunque todavía no han anunciado con qué países empezarán a comerciar, todo apunta a sus tradicionales aliados.
En el radar
“Irán puede satisfacer sus necesidades estratégicas por medio de los países con los que interactúa, como Rusia y China; aunque es autosuficiente en muchos casos y es un exportador (de armas) en sí mismo”, dijo el mes pasado el ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif.
El jefe de la diplomacia hizo hincapié en que Irán no va a acudir al mercado europeo porque desde 1979 nunca ha sido un cliente: “No les vamos a forzar a vendernos armas ahora ya que no necesitamos sus armas”, sentenció.
Moscú ya se ha mostrado abierto a considerar la cooperación militar técnica con Irán tras el fin del embargo, pero no ha precisado posibles acuerdos ante la situación incierta que se plantea.
Y es que el pasado 21 de setiembre el Gobierno de Estados Unidos anunció sanciones contra el Ministerio iraní de Defensa: “No importa quién seas, si violas el embargo a Irán, te enfrentarás a sanciones”, advirtió el secretario de Estado, Mike Pompeo.
El analista y profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Teherán Yusef Molaí explicó que Irán “no necesita de modo muy urgente llevar a cabo algún comercio de armas” y es consciente de que Estados Unidos intervendrá ante cualquier eventual transacción.
A su juicio, los principales productores europeos, como Francia y el Reino Unido, “no se opondrán a Estados Unidos” y Rusia colocará en la balanza sus intereses: “En mi opinión, no hay ningún programa especial de comprar armas a Rusia a corto plazo aunque es posible que haya algunas cooperaciones limitadas”, agregó.
Enfoque en las exportaciones
Debido a las sanciones de Estados Unidos al Ministerio de Defensa iraní, pero también a todo su sistema bancario, las transacciones se presentan complicadas, ya que gran parte de las empresas del sector no querrán arriesgarse a ser castigadas por Washington.
A esto hay que añadir que la grave crisis económica que atraviesa la República Islámica va a dificultar un dispendio en armas, por lo que puede que el objetivo inicial sea exportar sus equipos de defensa, como han adelantado varios generales.
Hatamí aseveró que Irán es uno de los pocos países que puede fabricar de modo local más del 90% de sus necesidades militares y que destaca en el área de los misiles, fuente de preocupación para Washington.
“Seguramente podremos exportar más equipo militar del que necesitamos importar. Usaremos nuestro derecho legal de vender armas para comerciar con nuestros aliados”, adelantó.
Una opción que preocupa especialmente a Estados Unidos debido a su presencia militar en la región, que ya ha sido retada por milicias respaldadas por Irán en Irak, donde los ataques con cohetes contra sus intereses han sido frecuentes en el último año.
También otros grupos que cuentan con el apoyo de Teherán, como el libanés Hizbulá, el palestino Hamás o los hutíes del Yemen, suponen una amenaza para los aliados regionales de Washington: Israel y Arabia Saudí.
Inestabilidad regional
Según advirtió el mayor general Safaví “no se formará ningún tipo de seguridad estable en la región del oeste de Asia sin la presencia de Irán”.
“Los estadounidenses, ante la petición de las naciones de la región y el mayor poder adquirido por China y Rusia, están obligados a cambiar de estrategia y abandonar el oeste de Asia”, aseguró el asesor militar y antiguo comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria.
La salida de las tropas estadounidenses de la región ha sido el lema de Irán desde que en el 2019 se registraran una serie de incidentes de seguridad en el golfo Pérsico y desde que Washington asesinara en un bombardeo en Bagdad al poderoso general iraní Qasem Soleimaní.
Safaví apostilló que Washington “no puede ser una amenaza” para Teherán y advirtió: “Todas las fuerzas y bases estadounidenses establecidas en los alrededores de Irán son un objetivo para nosotros”.