La decisión de tener hijos o no es personal y debe seguir siendo así, pero los gobiernos tienen que atender estos cambios demográficos tan veloces.
La decisión de tener hijos o no es personal y debe seguir siendo así, pero los gobiernos tienen que atender estos cambios demográficos tan veloces.

Conforme han descendido las tasas de natalidad, muchos políticos han querido invertir dinero en políticas que hagan que las mujeres tengan más hijos. Donald Trump ha prometido repartir bonificaciones si regresa a la Casa Blanca. En Francia, donde el Estado ya gasta del 3.5% al 4% de su PBI en políticas relativas a la familia cada año, Emmanuel Macron quiere “reconstituir demográficamente” su país. Corea del Sur está pensando en unas asombrosas subvenciones de US$ 70,000 por cada bebé. Pero es probable que ninguno de estos intentos tenga éxito debido a que están basados en una interpretación equivocada.